Una final es el cierre de toda una serie de acciones publicitarias para las marcas. En algunas ocasiones, hay firmas que basan su estrategia en los equipos que, probablemente, tengan más oportunidad de acceder a estas instancias.

Cabe mencionar que la máxima del sports marketing es que JAMÁS se prometen resultados, sobre todo en lo deportivo; por ejemplo, a los anunciantes del América jamás se les prometió que el equipo llegaría a la final o sería campeón; incluso, si el conjunto hubiera llegado a esas instancias, el patrocinador hubiera tenido que poner más dinero, como un bono extra.

En varias ocasiones, me han preguntado si las empresas o los clubes que llegan a la final cobran más dinero por exponer a sus marcas en esa instancia. Trataré de ser lo más claro posible para explicar eso. Tomaré como ejemplo el futbol mexicano , ya que en esta semana se jugará la final.

En el caso de los equipos, los patrocinadores oficiales de cada uno de los dos conjuntos que disputarán el título ya pagaron un número determinado de dinero para tener presencia en uniforme, digital, activaciones y estadio; no tienen por qué poner más dinero para que su marca tenga presencia.

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Lo que tienen que desembolsar son los “bonos” que seguramente maneja el contrato, ya que —al estar en este nivel— la transmisión de televisión tiene más exposición y entonces la marca es vista por más personas. Por lo regular, se manejan bonos ya establecidos en “X” cantidad, considerando que —si se logra el campeonato— hay que poner un extra.

En el caso de la televisión, la publicidad también fue vendida con antelación. Por lo regular, se hacen paquetes anuales o por torneo, en los que se ponen como prioridad los equipos más populares o con mayor alcance en la televisión. Por ejemplo, se vende presencia en América , Chivas , Cruz Azul , Pumas , Monterrey , Tigres , bonificando presencia en los equipos del “segundo nivel”, por ejemplo Xolos , Santos , Necaxa , Puebla , Pachuca .

Es aquí donde vale la pena comprar publicidad anual y dejarle un poco a la “suerte” para tener presencia en la final, porque —de no haberlo hecho— el valor unitario de la final sí puede ser mucho más caro.

Una final no debe ser el pretexto perfecto para abusar o aumentar costos a diestra y siniestra, ya sea por parte de la televisión o del propio equipo, quienes a veces aumentan hasta en un 300% el valor de los boletos. La final es, sin duda, la cereza del pastel, pero nunca está presupuestada en los gastos del aficionado. Es, sin duda, una grata sorpresa que aumenta el valor de las propiedades y el amor del aficionado por sus colores.

@husseinforzan

 
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