Recuerdo que en mi lejana infancia me gustaba ver el cielo en enero para buscar a Melchor, Gaspar y Baltazar. Localizar las tres estrellas que representaban a los tres Reyes Magos, me llenaba de esperanza. Sentía una especie de conexión mágica que se mezclaba con la ilusión de recibir juguetes el 6 de enero.


Obviamente, ya no siento lo mismo, pero creo que ahora la conexión con las estrellas será más palpable. Tal vez no será Melchor, Gaspar o Baltazar, pero probablemente sea Elon Musk y sus satélites Starlink. Es que, como si fuera un Rey Mago, esta empresa está trayendo el internet satelital a móviles. Starlink lanzó 21 satélites en un cohete Falcon 9, y entre ellos, los primeros seis que brindarán conectividad a smartphones con la tecnología Direct to Cell.


No traen incienso, oro o mirra, pero sí llegan con un regalo de conectividad global con la cual se eliminarán las zonas muertas. Claro, hay que ser realistas, la velocidad de transferencia de datos será baja. Elon Musk aclaró que Direct to Cell sólo admite alrededor de 7 Mb por emisión de datos, pero se trata de una excelente solución para lugares donde no hay cobertura celular. Es como recibir un juguete que no esperabas y que, sin ser el más rápido, te acompañará en muchas partes.


Después de las pruebas en Estados Unidos, quieren expandir el servicio globalmente y permitir enviar y recibir mensajes de texto a partir de este año. Pero eso no es todo: quieren ampliar las capacidades para voz y datos, y conectar dispositivos IoT a partir de 2025. No es magia de los tres Reyes Magos, son satélites desarrollados por SpaceX que funcionan como torres de telefonía móvil desde el espacio. Cualquier smartphone moderno con acceso a redes LTE se puede conectar directamente al internet satelital, sin necesidad de modificar nada.


Además, la constelación satelital de Starlink puede conectarse con estaciones terrestres y unirse a las redes de los operadores asociados. Eso significa que siempre estarás conectado con textos, llamadas y datos, incluso en lugares donde tu proveedor normal no tiene cobertura. Para ello Starlink está haciendo alianzas con telcos de diferentes partes del mundo. T-Mobile en Estados Unidos ya está en la jugada, pero también se están asociando con Rogers en Canadá, Salt en Suiza, Entel en Chile, KDDI en Japón, Optus en Australia y One NZ en Nueva Zelanda.


Es aquí donde se nos presenta otra arista interesante del oportuno lanzamiento de Direct to Cell; la interacción con redes de fibra óptica, al menos en América Latina. La firma de investigación Dataxis nos cuenta que para 2023, la fibra ya había llegado a la increíble cantidad de 231 millones de hogares en toda la región equivalente a una penetración de 139%.


Pero resulta que hay más fibra que casas en algunos lugares. Por la superposición de distribuciones en los centros urbanos, hay más fibra que viviendas, y gran parte de esas conexiones ni siquiera están ocupadas. Es como si los reyes te trajeran una bicicleta de regalo pero que no puedes guardar en tu pequeño departamento.


Quitando las superposiciones, 76.5% de los hogares está cubierto por la huella óptica. Un aumento importante desde 2019 con inversiones que rondan 41 mil 900 millones de dólares. Según las estimaciones de Dataxis, para 2028, 87% de los hogares estarán conectados con fibra. Eso significaría una inversión adicional de 30 mil millones de dólares.


Pero no todo es color de rosa. Resulta que sólo 31% de toda esa madeja de fibra desplegada ha sido utilizada. Es como recibir una Barbie o un G.I. Joe carísimos y dejarlos guardados en el closet. Así, en 2023 algunas empresas decidieron frenar el despliegue de nuevas redes y centrarse sólo en conectar usuarios.
Por eso una solución al ancho de banda inactivo es respaldar las redes 5G emergentes o (¿por qué no?) redes satelitales. Estas tecnologías inalámbricas necesitan más soporte terrestre que el camello, el caballo y el elefante. Ante ello algunos operadores se la están rifando y han escindido sus unidades mayoristas de fibra óptica, asociándose con fondos de inversión para cubrir los gastos de despliegue y satisfacer la demanda.
Dice Dataxis que el exceso de oferta de capacidad ha impulsado los modelos de infraestructura compartida. Por ello Telefónica en Argentina se está prestando los juguetes con sus compas para jugar todos juntos. Tienen su red propia, pero también han firmado varias alianzas para ganar capilaridad en áreas seleccionadas. Se están saliendo del clásico esquema de ‘una red, un operador’.


Con alrededor de 40 millones de hogares cada uno en múltiples mercados latinoamericanos, América Móvil y Telefónica, son los Reyes Magos de la fibra óptica. América Móvil creció de manera orgánica, mientras que Telefónica ha sumado múltiples modelos, incluyendo alianzas con fondos de inversión.
Por todo esto me atrevo a decir que, en el contexto de la muy previsible masificación de la telefonía satelital, la subutilizada fibra óptica podría convertirse en un gran complemento para llevar conectividad a cada rincón de América Latina. Amén.

Columnista y comentarista
Twitter: @hugonzalez0

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