Hace unos días circuló en las redes sociales un video de una televisora danesa evidenciando problemas en Qatar. De dicho video se especula que autoridades o ciudadanos qatarís no dejaron grabar imágenes de su estancia en ese país. La reacción de muchos fue irse a la fácil: la descalificación y el llamado al boicot.

“El mundial más mediocre”, “el más aburrido”, “será un fiasco”, “no hay que verlo”, “boicot”; comentaron algunos acelerados. Seguramente, quienes proponen eso, no saben de la importancia que tiene este evento en la economía global. No sólo son los negocios de la FIFA, es toda una cadena productiva que ya se está moviendo, aunque el balón todavía no. Tal vez no te guste el futbol o estés en contra de las leyes y costumbres árabes, pero a todos nos conviene que sea un éxito económico y comercial.

Hay estimaciones de que Qatar invertirá entre 200 mil y 400 mil millones de dólares para ser anfitrión de la Copa del Mundo. Espera atraer a 1.5 millones de turistas y creen que en total el mundial sume 20 mil millones de dólares a su economía. El FMI pronostica que el PIB de Qatar subirá 3.4%, aunque luego bajará 1.7% en 2024. Asimismo, la correduría S&P estima que el mundial en Qatar dará un nuevo impulso a las economías del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), sobre todo a Dubái.

Si bien la derrama económica global puede ser transitoria en el país anfitrión, este evento detona el comercio internacional de otros productos. Televisores o pantallas, bebidas, alimentos, souvenirs, apuestas, paquetes de viajes, publicidad en medios de comunicación, todo se levanta y, en medio de una crisis económica post pandémica y por la guerra entre Ucrania y Rusia; cualquier incremento en el gasto puede sonar a bendición.

La experiencia de Qatar, que asegura podrá reutilizar sus instalaciones deportivas, aprovechar la infraestructura de transporte en Doha y aumentar el prestigio (poder blando) del mundo árabe, debe ser tomada muy en cuenta en México, tanto por el gobierno, las empresas, los medios y el mundo del futbol.

A todos, y más a los mexicanos, que seremos parte del próximo mundial de 2026, nos conviene que el de Qatar sea un éxito económico, como lo han sido los mundiales pasados. Aprendamos mejor.

CON IMPACTO SOCIAL

Cisco, la empresa proveedora de servicios y equipo de telecomunicaciones, entregó al operador mexicano Bestel el premio como socio de negocio con el mayor impacto social del año. Este operador de telecomunicaciones y tecnologías de información fue reconocido por su participación en el proyecto Red Jalisco, cuyos alcances e impacto social son, a decir de Cisco, los más importantes de la región latinoamericana.

El premio ‘Social Impact Partner of the Year’ fue entregado durante el pasado evento anual Cisco Partner Summit 2022 LATAM México-Regional Awards celebrado la semana pasada. Los expertos de Cisco reconocieron a Bestel por su propuesta de conectividad para que el Gobierno de Jalisco pudiera cumplir con su meta establecida en 2019 con el proyecto Red Jalisco. El objetivo del gobierno estatal fue llevar internet a todo el estado a fin de impulsar la educación, mejorar los sistemas de salud y promover un gobierno digital dotado de internet de alta velocidad.

HAY PRESUPUESTO

De acuerdo con datos de Select, la empresa de consultoría TIC que dirige el legendario Ricardo Zermeño, hasta el tercer trimestre de este año el gobierno federal ha gastado 40% de su presupuesto anual aprobado para tecnología.

Comparado con otros años, este monto es el menor (casi 13 mil millones de pesos); sin embargo, es muy parecido al que se registró en 2020 y 2021. Hace dos años se tenía ejercido 46% y el año pasado 53%. Del presupuesto total, todavía falta por ejercer 60% de lo contemplado para servicios de telecomunicaciones y el 68% para equipos y dispositivos de telecomunicaciones.

Con estos datos me parece importante comentarte que, como erróneamente lo aseguran muchos colegas, es falso que este gobierno no invierte en tecnología. En muchos casos los presupuestos se ejercen en los últimos meses del año, porque con ello se contratan los servicios que se prestarán para el año siguiente.

No es que se gaste menos o no se invierta en tecnología. En ciertos casos se trata de contratos multianuales y, en otros, de ahorros por mejores condiciones de contratación que en sexenios pasados, cuando los proveedores se servían con la cuchara grande.

 
Columnista y comentarista
Twitter: @hugonzalez0

Google News

TEMAS RELACIONADOS