A raíz del anuncio del rescate de Altán Redes por parte del gobierno federal, se han revivido, de manera auténtica u oportunista, temores y advertencias sobre el modelo de negocios del operador de la Red Compartida que, por muchos años, varios señalamos que se trataba de un proyecto arriesgado con tintes de negocios personales.

En ese sentido, distintos expertos de la industria han lanzado diversos mensajes a funcionarios federales que, si bien no han tenido reverberación, sí ponen un acertijo y tal vez una trampa. Aunque los funcionarios de este gobierno, más en el sector de tecnologías de la información y comunicación (TIC), son muy parcos y poco abiertos al diálogo y la explicación, creo que necesitan estar preparados para el día en que el presidente López Obrador no sepa cómo explicar varios cabos sueltos que están alrededor de la operación de Altán.

Dudo mucho que Carlos Gabriel Lerma Cotemar, quien ha sido mencionado como el nuevo director de Altán Redes, tenga información para aclarar cómo y en qué condiciones estaba operando esta empresa que mayoritariamente es parte del Estado mexicano, es decir, de todos nosotros. La posibilidad de que Carla Pozos ocupe ese puesto es una vacilada.

Por ello, creo más factible que David Pantoja Meléndez, el recién nombrado director general de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos, tenga más información sobre los datos de Altán. Pantoja ha estado muy cerca del programa de conectividad del país, del rediseño de las compras y adquisiciones de tecnología en el gobierno federal, así como en la Estrategia Digital Nacional, desde los tiempos del fallecido Raymundo Artis.

Pantoja seguramente podrá dar respuesta a las intrigantes preocupaciones de la industria en torno, por ejemplo, a una supuesta obligación para que los operadores móviles se conecten a la Red Compartida, en el número real de usuarios y Operadores Móviles Virtuales (OMV) que usan esa red, el costo de mantenimiento de ésta y los muy factibles beneficios o trato especial para la operación.

Altán y la Red Compartida ya es de todos y su rescate puede ser una bendición o una maldición para los planes de conectividad de la 4T.

FARMACIAS ROBÓTICAS

Hace unos años, antes del nuevo gobierno y, por supuesto, de la crisis sanitaria provocada por la pandemia y los cambios operativos en los sistemas de salud pública, tuve la oportunidad de platicar con una empresa que había implementado un sistema robotizado para la dispensación de medicamentos en el Hospital para el Niño Poblano. Se trataba de un proyecto aislado en 2015, pues la robótica, tanto en su fase física, como de procesos y software, aun no estaban bien consolidada.

Por eso, ahora que me cuentan de un proyecto similar y con alcance global, crece mi optimismo para esta faceta de las healthtech. Se trata de Becton Dickinson (BD), empresa alemana que comenzó a instalar en México robots especializados en automatizar el almacenamiento y dispensación de medicamentos en farmacias.

Nos cuentan que la solución llamada BD Rowa opera mediante un brazo mecánico que ordena los productos en el interior del robot, maximizando la capacidad de almacenaje efectivo y optimizando el espacio. Además, tiene una interfaz propia que conecta sus propios sistemas con el ERP y controladores de flujo de materiales de la farmacia cliente, facilitando la operación diaria.

Estos robots permiten disminuir hasta en 28% el tiempo destinado a la colocación de productos en anaquel y reducir hasta 33% el tiempo invertido en la búsqueda de productos por parte de los dependientes de la farmacia.

Además, tiene un impacto positivo en las ventas, las cuales pueden incrementarse hasta en 7.3% a razón de la implementación. Con ello, se busca mejorar los procesos en la farmacia, pero también mejorar la atención y experiencia del cliente con la tecnología robótica BD Rowa.

TECNOLOGÍA CON LIBERTAD

Quien también ha hecho un bueno uso de los recursos tecnológicos es Libertad, la Sofipo más grande del país. Esta semana celebra 62 años de operación y resulta interesante cómo se ha transformado varias veces, pues de ser una modesta caja de ahorro popular, ahora incluso supera el tamaño de varios bancos.

La reinvención no sólo vino por cambios administrativos y financieros, sino que, de la mano de un gobierno corporativo sólido, y más de 2 mil colaboradores, la Sofipo que preside la financiera Silvia Lavalle apuesta fuerte para profundizar el proceso de modernización digital en los próximos meses bajo el nombre de Libertad Digital.

Para ello ha establecido alianzas con Microsoft, Mambu y Google, entre otras, para innovar sus plataformas de atención a los clientes y conocer mejor su perfil de riesgo, además de ofrecer nuevas soluciones y herramientas que amplíen la inclusión financiera en el segmento popular mexicano.

Libertad no apuesta a convertirse en un banco; por el contrario: apuesta por recuperar sus orígenes y crecer aún más su cartera de clientes que ya alcanza casi 2.5 millones, con una presencia en 24 estados del país. En los últimos seis meses logró una capitalización por 400 millones de pesos por parte de sus accionistas originales, a la que se sumaron nuevos miembros, lo que le permitió recuperar la categoría 1 como institución financiera. ¡Queremos pastel!

Columnista y comentarista
Twitter: @hugonzalez0


 

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