Pecado : qué vago es el concepto de la Libertad en la actualidad. Desde hace semanas, cuando Elon Musk tomó las riendas de Twitter, me sorprendió leer a las hordas que despotricaron acerca de cómo su “libertad de expresión” sería vulnerada a causa del cambio de gerencia. No veo el sentido de los reclamos, reparemos en el obvio absurdo-ionesco. ¿Cuáles son los hechos? La compañía se maneja con dinero privado y es una plataforma, como hay centenares, donde se intercambian puntos de vista respecto a un tema social, cultural o político. El usuario acepta los principios y reglamentos de la empresa y su voz hecha texto será leída por millones de usuarios.
Una vez que entró en efecto el cambio de gerencia, se reactivaron las cuentas de usuarios como Donald Trump y Kanye West , entre otras voces conservadoras y de derecha, que la directiva [herencia] de Jack Dorsey eliminó por “sentir” que los enemigos públicos se contraponían a la ética progresista y democrática de la empresa; no obstante, miles de cuentas con contenido pedófilo se mantuvieron activas… a saber por qué. Una vez que el empresario sudafricano se hizo de la compañía, cientos de personajes, corporaciones y marcas comerciales internacionales, abandonaron la red social argumentando, como dije, que su “libertad de expresión” sería acotada y que la sola presencia de Musk era un atentado contra la democracia. Así se reportó en CNN, NBC y otras cadenas de televisión en Estados Unidos e inclusive en México. No comprendo cómo puede el universo digital paralizar la libertad absoluta de las personas a menos de que así lo deseen, sin darse cuenta.
Los ecos doctrinarios de Erich Fromm resonaron de inmediato, porque, para el pensador alemán, el supuesto de la libertad en masa es como una sola conciencia negando el egoísmo de la libertad personal. Está claro que quienes deambulan por el universo virtual, cual niño quejoso, desean una libertad colectiva y, por lo tanto, controlada… quizá no se han dado cuenta de su realidad. Importa tanto la hermandad de la autocelebración que todo aquello fuera del imaginario genera caos, intolerancia y desamor. Yo soy partidario de una libertad contra los otros. Lo que Musk haga es irrelevante, la razón de la queja pueril radica en la pérdida paulatina de una supuesta gratuidad, además de constreñir la cultura de la condescendencia exacerbada. La corrección política, desde su extrema postulación cuasi profética es una resignificación del pecado. Repito, quizá no se han dado cuenta, pero (por lo menos vía ese camino ideológico) existe una resignificación del cristianismo, una metáfora… oh, ateos.
Sedicente: me alejé de la crítica política porque caí en cuenta de que la libertad egoísta y alejada de Fromm, me generaba ciertos desencuentros con mis pares. Partamos de la definición de la palabra. Sediciente, según la RAE: “dicho de una persona que se da a sí misma tal o cual nombre, sin convenirle el título”. Tomando como referencia este momento histórico del periodo presidencial, en todas sus vertientes políticas, el discurso oficial está desgastado y no convoca ni inspira, lo cual sienta las bases, se quiera o no, del declive idealista, que no funcional [por cierto, sería tiempo de poner distancias entre lo público y lo privado]. La marca política del partido en el poder continuará con su inercia, más allá del acaecimiento de la figura del presidente que se antoja a futuro como la de Luiz Inácio Lula da Silva. Ahora que las figuras presidenciables comienzan a tornarse relevantes, parten desde la probada estrategia sedicente donde se nombran como el futuro probable de un país necesitado de fe, lo que hace fatigoso el mero ejercicio de reflexión política de facto nula. Si están metidos en la precontienda y las reglas electorales son más que ignoradas, comiencen a presentar sus propuestas y programas de gobierno, sin estar poniendo a prueba más eslóganes de campaña, porque esa es la estrategia. Por otra parte, y como siempre ocurre, la reflexión crítica desde los medios de comunicación es tan circular como tediosa, pero, al no existir un contrapeso político al de estas figuras que contienden por gobernar a México, los medios también se encuentran huérfanos.
Hace un par de días apareció en redes sociales un video protagonizado por el señor Adolfo Siller Valenzuela. El contenido del video es muy desafortunado, ya que sólo reivindica la figura y el estereotipo de los habitantes del norte del país como seres salvajes y sin modales. La muestra de su discurso ordinario fue avalada de manera errónea por los líderes de los movimientos ciudadanos que propusieron y organizaron las marchas pasadas a favor del Instituto Nacional Electoral. Craso error. ¿Por qué esta figura generó empatía entre los detractores del gobierno actual? No por la originalidad de sus ataques, sino porque no existe una sola figura de contrapeso a los presidenciables ”oficiales”. Tengo la impresión de que nadie se ha tomado la molestia de hacer el trabajo de campo, no para medir popularidades, sino para analizar el funcionamiento real de los programas diseñados para combatir la pobreza, además de profundizar en la caída de los mitos avalados por la ficción de la transformación actual.
Todo sedicente parte de una ficción básica para contar su propia verdad y, como tal, suelen ser vulgares. Me explico: enuncian verdades irracionales donde, como diría Neil Gaiman, los datos no importan, sino que sean verdades que puedan manipularse, usarse y decirse sin necesidad de demostrar nada. “No somos corruptos”, dice el presidente, y yo no tengo la certeza de que así sea, pero en su conferencia mañanera ha aceptado que la corrupción persiste aún en su gobierno. Toda idea, por vaga y absurda que parezca, navega a tal velocidad que pronto se valida o invalida, así que la mejor estrategia de los próximos candidatos será no anunciarse como el futuro de un país que a lo largo de sus historias ha tenido diversos futuros que, al final, no llegan a convertirse en un pasado estable.
En este instante, la estrategia visible que le sugeriría a quien pretenda ser gobernante de México es, en principio, alejarse de toda metafísica electoral. Si se aborda la pobreza como figura retórica, esta misma es ficticia, pues la pobreza no atiende a la generalidad. Hay que olvidar el pasaje de mesías que todo político desea vivir; es necesario comenzar a pecar. Lo que rescato de la estrategia de choque de Elon Musk, es que trabaja con la realidad inmediata de las métricas y desplaza a quienes se dicen salvadores de la verdad y del bienestar de los demás, intentando suprimir un tipo de hipocresía donde imperará otra más pragmática. Las próximas elecciones no deben validarse en el sentir, quizá es tiempo de comenzar a insistir en “pensar” para construir un país sin ideologías baratas.
No sé si todos amamos a México, pero ese es mi sentir sedicente; mejor habría que definir qué tipo de país necesita cada ciudadano, cada comunidad, multiplicar modelos porque la unificación tiende a fracasar en el encumbramiento de un solo ídolo. No hablemos de lo que está mal, sino de las posibilidades de construir un país alejado de conceptos tan básicos como la libertad y la democracia que pudiéramos modificar por: determinación y visualización. No apelemos a la libertad grupal, es tiempo de hacer política real desde el egoísmo.
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