México resalta en el mundo, después de la contienda presidencial tendrá que resolver la contaminación de su megalópolis y la conectividad de sus centros urbanos con autobuses y autos más limpios e inteligentes. No sorprendería que el mismo 2 de junio pudiera haber una contingencia ambiental por la impureza del aire.

La vergüenza mexicana es que pese a que el país tiene en su médula económica a la industria automotriz, no produce vehículos eléctricos en masa para su beneficio. No existe una gran marca nacional de camiones de pasajeros o autos motorizados con electricidad, pública o privada, aunque sea urgente y rentable.

En un ambiente electoral polarizado, es difícil encontrar temas de consenso como el del transporte urbano. Es interesante que los equipos de las dos candidatas punteras hayan trabajado en proyectos de movilidad sustentable.

Está de moda compararse con Dinamarca. Hoy 3 de cada 4 autobuses daneses son eléctricos y reducen el aire contamidado y el ruido. La adquisición de autobuses eléctricos en Europa creció el 53% en 2023. Esto incluye la Unión Europea (UE27), Noruega, Islandia y Suiza. Del otro lado del planeta, la ciudad de Shenzen, China, presume más de 21,500 taxis eléctricos.

Se espera que para 2027 el mercado global de autobuses eléctricos supere los 670 mil vehículos (según el estudio “Electric Bus Market by Propulsion” de la consultora Markets and Markets). Aunque Asia Pacífico es el mayor mercado, América del Norte tiene gran potencial y urgencia de transporte sustentable de personas.

Extraña por esta razón que funcionarios como la canciller de México no promuevan el caso ejemplar de Chile, nación de la que Alicia Bárcena tiene gran conocimiento. Para los chilenos, el transporte público se ha convertido en una forma inteligente de reducir la contaminación ambiental. Santiago es la ciudad con más autobuses eléctricos internacionalmente, fuera de China (21% de su flota).

Según la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, cambiar buses de diésel por eléctricos genera ahorros significativos de energía (hasta 400 mil kWh por día, por mil buses). El liderazgo chileno demuestra que los camiones eléctricos reducen el consumo energético, emisiones de dióxido de carbono y contaminantes que dañan el medioambiente y la salud de las personas.

En contraste, Diana Alarcón, asesora de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, tiene un antecedente promoviendo el transporte eléctrico. En la reunión “North Capital Forum 2023” confirmó proyectos para incrementar de manera masiva el transporte público eléctrico en la Ciudad de México. Otrora, analizó también dar facilidades de financiamiento de autos eléctricos a la extensa flota de taxistas de la CDMX.

Por su lado, Enrique de la Madrid, del equipo de Xóchitl Gálvez, tiene precedentes impulsando energías limpias para movilidad y transporte público, desde el Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey. Además, como senadora, la propia Gálvez propuso que el 50% del parque vehicular del gobierno federal sea sustituido por unidades eléctricas.

Pocas coincidencias, como el impulso a la industria automotriz y el transporte eléctrico de personas, unen las iniciativas de dos candidatas contrapuestas. Quizá esta sea una señal de esperanza para limpiar el aire espeso y contaminado que se vive en las principales ciudades de México en el 2024.

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