Elon Musk tiene influencia global y sus acciones pueden chocar con el interés nacional de Estados Unidos. Este emprendedor revive temas de la guerra fría, la carrera espacial y el espionaje, pero con coches eléctricos e inteligencia artificial.
Es incómodo para Washington que uno de sus industriales negocie compra de cohetes en Rusia, debata en línea con los gobiernos del ruso Putin o del ucraniano Zelensky. Y no mencionemos el viaje a Cuba para liberar prisioneros con celebridades de Hollywood como Sean Penn.
Nadie imaginaría a un sudafricano orquestando la agenda estadounidense. Tenemos un agente privado que despacha naves al espacio, inteligencia bélica, autos y baterías eléctricas, redes sociales y otros rubros con los que EU influye en el mundo. Las compañias de Musk proyectan poder en el sentido tradicional, miitar y económico y poder suave, entendido como capacidad de atracción.
Su fortuna se calcula en cerca de $240 mil millones de dólares (agosto de 2023), cantidad que supera el PIB anual de Qatar, se acerca al de Perú y es más que la mitad del de Sudáfrica. Las firmas Space X -cotizada en $100 mmd-, Tesla y xAI, además de su peso financiero, tienen valor estratégico para EU. En el caso de la exploración espacial, satélites y servicios militares, realizan actividades antes exclusivas de agencias gubernamentales.
El poder suave se refleja en sus emprendimientos y su persona, ambos son atractivos. En EU innovar, triunfar y hacer dinero es visto como bueno, a diferencia de otras ex colonias del continente. El éxito del servicio de pagos Pay Pal entusiasmó tanto a financieros de Wall Street como a ingenieros de Silycon Valley. Tesla suena a la nueva Ford y Elon al heredero de Henry. Space X refresca la memoria de Neil Armstrong. ¿Qué entusiasma más a los estadounidenses que los coches, los cohetes y la fama? Vemos el sueño americano cumplido en un migrante.
El activismo de Musk, remembra a Thomas W. Lamont, diplomático privado de J.P. Morgan que negoció el interés nacional de EU en las dos guerras mundiales. No sólo los gobiernos definen los destinos del planeta, también actores no tradicionales. La diferencia es que el físico del siglo XXI no parece alinearse mucho con la diplomacia estadounidense.
Musk coincide con las geografías prioritarias para EU y eso beneficia o da dolores de cabeza. China, suma 700 millones de usuarios de internet, 600 millones con teléfonos inteligentes y 500 mil millones de transacciones de comercio electrónico. Ni a las áreas de seguridad de EU, ni a la empresa twitter con su nueva “x” les pueden ser ajenos.
El gobierno chino apreció el análisis geopolítico del empresario cuando expresó que era inevitable que China integrara a Taiwan. El embajador en EU, Qin Gang agradeció en twitter “su idea de establecer una zona especial administrativa para Taiwan” (8 de octubre de 2022).
Hay dos casos que contrastan esas variaciones de intereses. El desarrollo de Tesla en México agrada a Musk, amén a la Casa Blanca y los mexicanos. Los negocios con Rusia y Ucrania muestran lo contrario. Los empresarios y la política exterior de EU no tienden a coincidir con su interacción en esa zona de conflicto.