El incendio del amazonas fue el tema que más llamó la atención en la reunión de líderes del G7 en Francia aunque no el único, ni el que estaba previsto. La reunión de 2019 mostró los nuevos retos de las organizaciones internacionales, el rechazo de varios gobiernos a la cooperación y la diplomacia. En el marco de Biarritz, la OCDE y Consejo Asesor para la Igualdad entre Hombres y Mujeres abordaron temas sensibles, la desigualdad social y la inclusión de genero.
Las cumbres de alto nivel como el G7 sirven para identificar las preocupaciones de los países más influyentes y las urgencias políticas de sus gobiernos. Como ingrediente adicional, permiten ver los gestos inevitables de sus mandatarios. Hay temas sorpresivos e invitados inesperados, de eso se tratan precisamente estos encuentros. Macron, Trump, Johnson, Melkel y Bolsonaro fueron nombres que resonaron de frente y tras bambalinas.
El Grupo de los Siete es el club que muestra las inquietudes de las economías más grandes de occidente. Su agenda oficial es importante porque es la que dibuja acuerdos. Esta edición tuvo constantes: la búsqueda de la estabilidad económica y proteger las libertades individuales. Hubo cambios en debates como el acuerdo de simplificación de barreras regulatorias y modernización hacendaria. Resaltó que se programara para 2020 y bajo el marco de la OCDE.
El formato francés permitió este año incluir regiones esenciales para desarrollo mundial como África. Se añadió a mandatarios de Australia, India, Sudáfrica y Chile. China aunque no es parte del grupo fue un nombre preponderante en lo económico y comercial. Lo mismo aplicó para Rusia en las pugnas de seguridad, sumado a que es un ex miembro de lo que fuera el G8. El futuro de la Unión Europea y el Brexit fueron los fantasmas de la cumbre. En contraste, el ministro de exteriores de Irán se apareció físicamente y puso en la mesa relajar las tensiones nucleares entre su país y Estados Unidos.
Destacaron las acusaciones a Brasil por el incendio del amazonas. La hecatombe ecológica es cierta, pero el tono de los países industrializados para señalar al gobierno brasileño no fue bien recibido en Brasilia. Lo positivo fue la respuesta de la opinión publica internacional. Voces de todo el mundo clamaron cuidar las selvas. La llamada de atención no sólo fue para los brasileños, sino para todos los latinoamericanos y los de otras latitudes. Se deben evitar los abusos de construcción y tala en la selva maya, así como en los bosques de Indonesia, EU, Kenia y la India. La prevención de incendios es responsabilidad de todos.
El presidente de Estados Unidos dejó su huella en varios posicionamientos. Un tema de fondo fue cuando Trump afirmó: "Rusia debería estar en esta reunión…nos guste o no, deberían permitir a Rusia volver (al grupo)". Angela Merkel no pudo ocultar su mueca cuando el mandatario estadounidense le dijo que era de origen alemán. En tanto, Florida es la segunda casa de Trump (después de Washington). Y es natural que invitara a que un futuro encuentro del G7 se diera en Miami, si bien en Palm Beach ya ha recibido a mandatarios de Japón y China.
El buen sabor de boca de Biarritz lo dejan la OCDE y el Consejo Asesor para la Igualdad entre Hombres y Mujeres del G7. Las iniciativas público-privadas van más allá de la buena voluntad cuando ejercen recursos. La llamada plataforma B4IG tiene como resultado mil millones de euros, en más de 50 proyectos para combatir la desigualdad social y la discriminación de género.
Los chilenos fueron el orgullo latinoamericano. A Chile se le reconocieron sus buenos resultados económicos. Asimismo, el G7 le solicitó al presidente Piñera coordinar regionalmente la cooperación en energías renovables y para cuidar al amazonas de incendios. La lección es que Chile sobresale a ese nivel. México también está en la capacidad de hacerlo. Sería importante que los mexicanos tuvieran más presencia en esa primera división de la diplomacia.
Especialista en Geopolítica y miembro de COMEXI