El conflicto actual en Ucrania nos hace temer una tercera Guerra Mundial. Europa tiembla y recibe la primavera con cuatro millones de refugiados ucranianos que huyen de un enfrentamiento militar con Rusia.
La lucha que se libra en Europa del Este nos lleva cuestionar si la paz internacional reside todavía en las dos potencias del pasado mundo bipolar. Actores tradicionales como Estados Unidos y Rusia parecen superados.
El conflicto actual en Ucrania nos hace temer una tercera Guerra Mundial. Europa tiembla y recibe la primavera con cuatro millones de refugiados ucranianos que huyen de un enfrentamiento militar con Rusia.
La lucha que se libra en Europa del Este nos lleva cuestionar si la paz internacional reside todavía en las dos potencias del pasado mundo bipolar. Actores tradicionales como Estados Unidos y Rusia parecen superados.
Estadounidenses y europeos han sido muy prudentes en sus acciones y sanciones a los rusos; para que estas no escalen a un enfrentamiento nuclear o a la última de las guerras. Los correctivos han sido diplomáticos y económicos y por fortuna, no han agotado todavía una solución pacífica. La gran tragedia es el sufrimiento humanitario del pueblo ucraniano, los civiles fallecidos, las familias heridas y los 6.5 millones de desplazados.
Especialistas como John Mearsheimer afirman que las intervenciones recientes de Rusia en territorio ucraniano —y la actual ofensiva— fueron provocadas en parte por Occidente. Bajo esta lógica, la expansión de la OTAN, el financiamiento y la democratización en fronteras rusas han amenazado la seguridad de Moscú. Han colocado a los ucranianos en medio de una disputa sin salida.
En palabras del pionero del realismo ofensivo: Ucrania es un reto existencial para Rusia. Los rusos sienten a la vecindad ucraniana como parte de su sobrevivencia y harán todo para resguardarla porque es su espacio vital.
No obstante, entre los interesados en la paz, renacen protagonistas de las guerras napoleónicas como Francia, Polonia y Turquía. Y los jugadores que no ha intervenido, pero que tienen el poder para negociar con ambas partes del conflicto, son los chinos. China juega tres papeles protagónicos. Es a la vez: defensor de su zona de influencia, potencia económica y diplomático clave.
Primero, los chinos se ocupan de Europa, mas también de lo que sucede en el Pacífico. La alianza militar AUKUS, creada en septiembre de 2021 por Estados Unidos, Reino Unido y Australia, ha generado la incomodidad expresa de Pekín. A sus ojos, revive e “intensifica la carrera armamentista”. Además de proveer capacidad nuclear a submarinos australianos, este pacto bélico expande tecnologías cuánticas, cibernéticas e inteligencia artificial.
Segundo, la economía china es muy valiosa para EU y Rusia. Pese a su bajo crecimiento, se prevé que ayudará a estabilizar la economía mundial en 2022. Como lo demostraron los economistas Xavier Jaravel y Erick Sager: los primeros beneficiados del comercio de chino han sido los estadounidenses, quienes han aumentado su poder de compra. Igual del lado ruso. China se ha convertido en la fuente de importaciones más importante para los rusos y el principal destino de sus exportaciones.
Tercero, el país más poblado ahora influye más en Naciones Unidas que cuando la ONU fue concebida. No sólo es miembro del Consejo de Seguridad, sino que ejerce influencia a través del Grupo de los 20, de la Organización Mundial de Comercio y de su diplomacia suave, con el financiamiento en vastos países de África, Asia y América Latina.
Según Stephen Roach, de la Universidad de Yale, “sólo China puede hacer que Putin entre en razón”. El primer paso sería ayudar a negociar una paz que tranquilice a todas las partes involucradas. Terminado el conflicto armado, lo inaplazable es el apoyo humanitario y posbélico a la población ucraniana.
Cualquiera que sea el resultado de la guerra, este exigirá la reinstalación de servicios de salud, educación, comunicaciones e infraestructura para la planta productiva. Ya existen canales chinos de cooperación financiera como la Iniciativa de la Franja y la Ruta y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura; estos pueden acompañar a esfuerzos solidarios de otras latitudes.
Urge una solución política entre pueblos hermanos y dejar de perder vidas de ucranianos y rusos. La diplomacia siempre nos da opciones.
Especialista en Geopolítica y Diplomacia. Miembro de COMEXI