Europa se acostumbró por siglos a ser el centro de toma de decisiones del mundo. La reciente cumbre de seguridad de Munich comprobó una nueva realidad. Mientras que los rusos no fueron invitados a la mesa, Brasil y China aprovecharon el vacío de poder para llenarlo con ambiciosas agendas.

Asistieron los representantes de los gobiernos más influyentes del planeta. El nivel de las delegaciones diplomáticas evocó a los consejos de paz de las guerras napoleónicas y a los de las dos guerras mundiales. Pareció un encuentro del Grupo de los 20, pero con esteroides.

Esta fue una gran oportunidad diplomática que sólo los faltos de visión desaprovecharon. Macron, el francés, y Scholz, el alemán, jugaron como anfitriones. El ucraniano Zelensky y los estadounidenses Harris, Pelosi, Blinken, Mayorcas y Tai retomaron la defensa de Ucrania. Ursula von der Leyen y Sanna Marin recordaron sus éxitos frente al Covid-19. Svenja Schulze, ministra de Cooperación alemana y Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia, refrescaron la discusión sobre el empoderamiento de las mujeres y la seguridad.

El titular de Asuntos Exteriores del Partido Comunista Chino aclaró las nuevas condiciones de la paz mundial y puso fronteras claras en dónde puede Occidente entrar —y no entrar— en territorio de China. Wang Yi llamó a los europeos a ser cuidadosos con su re-armamentismo y dar prioridad a “una paz europea duradera”. En el vejatorio siglo XIX los chinos tenían que consultar a los europeos sobre sus asuntos internos, ahora la balanza pende en el sentido contrario. En relación a los globos chinos acusados de espionaje en Estados Unidos, Wang consideró a la reacción de Washington como “casi histérica”.

La diplomacia del presidente Lula vuelve a poner a Brasil a la cabeza de los latinoamericanos en Europa. Mauro Vieira, el ministro de Asuntos exteriores brasileño se posicionó por su defensa a las instituciones y al derecho internacional. Hay que hacer algo con la Organización Mundial de Comercio, dijo, y por Naciones Unidas que “yo creo que está muy paralizada estos días”. Por otro lado, el público aplaudió que los brasileños retomaran la agenda del cambio climático y las energías renovables.

Muchos europeos ven al Brexit como un retroceso histórico y el primer ministro británico pagó la factura. Para Rishi Sunak fue difícil presentar a la isla como bastión europeo cuando los británicos recién desdeñaron la integración con sus vecinos. Empero, su falta de tacto indignó a la audiencia al sentenciar a la “migración ilegal”, siendo él hijo de migrantes indios, provenientes de África.

Arabia Saudita fue propositiva y convocó a atender la crisis humanitaria de Siria, más allá de las afectaciones del terremoto, donde ha donado cuantiosas sumas. El problema es que en crisis como la de los refugiados, varios países rechazan apoyar a través del gobierno sirio. Faisal bin Farhan Al Saud, ministro saudita de Asuntos Exteriores, afirmó también sin titubeos que seguirán el diálogo cercano con Rusia y defenderán su interés nacional.

La reunión “Münchner Sicherheitskonferenz” demostró que la guerra de Rusia con Ucrania es más que un conflicto europeo, es un juego de fuerzas globales. No sólo rusos y estadounidenses cuentan en los intereses de seguridad de Europa, sino chinos, sauditas, e incluso brasileños e indonesios, potencias medias con voluntad de influir.

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Experto en geopolítica y diplomático

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