Alemania, Estados Unidos y México tienen 3 temas comunes en su historia moderna: muros, migrantes y refugiados. Los discursos han aplaudido o criticado las barreras fronterizas y el cruce de personas sin documentos. Varios países se enorgullecen de haber recibido asilados en el pasado, pero se resisten a hacerlo en el presente.

Los alemanes rechazan al muro como una herida que partió su nación en dos. En la Unión Americana y entre mexicanos, se apoya o repudia el control fronterizo dependiendo a quién se le pregunte. En distintos puntos del mundo se defiende o se culpa a los desterrados y los que piden asilo político. Sin embargo, las personas comunes de todo el planeta no saben como medir si la migración les afecta o les ayuda. Es cotidiano, nadie quiere revisar datos. El análisis serio es aburrido, mientras el simplista es incendiario.

¿Realmente Estados Unidos está en contra de los migrantes? No siempre, las personas que migran tienen enemigos, pero también aliados. ¿México da la bienvenida a los latinoamericanos como lo hacía durante las dictaduras en los años 60 y 70? No lo sabemos. ¿Un refugiado puede integrarse más fácil en Alemania por su educación, origen o religión? No estamos actualizados. Y, sobre todo, ¿los despidos en las fábricas se deben a los extranjeros o a los nuevos robots de las empresas? Hay que compartirlo. El derecho a la información sirve para los negocios, para los extranjeros, para los que perdieron su trabajo y para cualquier ciudadano.

En Alemania hay menos denuncias de discriminación, por origen, color de piel o religión. Thomas Liebig, experto de la OCDE, también afirma que cerca de 13 millones de residentes del territorio alemán nacieron en el extranjero. Es decir, 16% de la población son inmigrantes con un gran número de originarios de Medio Oriente. No es coincidencia que la cuarta diáspora de mexicanos en el exterior esté hoy en Alemania. Destacan los ingenieros altamente calificados y las mujeres mexicanas que son las que mejor se adaptan a las reglas y exigencias de la sociedad alemana.

México es ahora el mayor receptor de migrantes dentro de la OCDE. Este dato hay que verlo con cautela, no significa que esos extranjeros se queden en tierras mexicanas, consigan asilo, o que siendo refugiados sean aceptados plenamente. El reporte “Panorama de Migración Internacional 2019, OCDE” confirma el aumento de flujo de personas centroamericanas y venezolanas. En 2017 México recibió 32 mil migrantes, cifra congruente con las 48 solicitudes de asilo recibidas en 2018. No obstante, ese número de personas no representa gran impacto demográfico en un país de más de 100 millones de habitantes. Hay todavía muchos mexicanos que nunca han conocido a un extranjero.

Estados Unidos sigue siendo un país de migrantes pero las puertas de la integración se vuelven más estrechas. Los rechazos de visas laborales aumentan para los menos educados. Las visas para inversionistas (EB-5) han subido a $1.3 millones de dólares y se limita el conseguirlas. Alarma que en EU y México se hable sólo del muro fronterizo y la migración centroamericana. Porque el gran problema son los 6 millones de mexicanos indocumentados que pueden ser deportados y causar uno de los mayores éxodos de la historia contemporánea.

La OCDE y organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo reconocen que el flujo mundial de personas no encabezaba sus agendas. Admiten la falta de información amigable para que un lector simple, sin que sea especialista, valore realidades como la migratoria y sus efectos en los países que reciben extranjeros. Se ha entendido que, en migración la primera barrera para superar es la del conocimiento.


Especialista en Geopolítica y miembro de COMEXI

Google News

TEMAS RELACIONADOS