Esta no es la época en la que se ha vivido mayor terror, discriminación o rechazo contra refugiados y migrantes, mas sí una de las de mayor indiferencia. Dentro de una corriente negativa, Alemania, Canadá y Brasil cambian conciencias.

En la mayoría de los países ricos y democráticos recibir extranjeros es difícil porque sus políticos arriesgan sus votaciones. Incluso naciones formadas por inmigrantes tienden al rechazo o a una aceptación selectiva. Se cierran puertas y se levantan barreras.

Familias, adultos solos o niños buscan un mejor porvenir por causas conocidas y por nuevos fenómenos. Una mujer de Siria, Afganistán o Congo que corre de la guerra es una imagen tan común que hasta la ignoramos. Vemos a africanos que se hunden en una barca o a centroamericanos que chocan con un muro a la distancia. Así, venezolanos y mexicanos declaran que dejan su tierra por falta de la ley, empleos o presiones del crimen organizado.

Incluso se habla poco de las personas forzadas a huir dentro de su propia nación. Según el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), Bangladesh, México y Mali sufren sus peores crisis y encabezan la lista mundial, con 427 mil, 386 mil y 380 mil desplazados por la violencia (inicios de 2023).

Los datos de NRC muestran que el desplazamiento forzado que se vive es de los más graves en la historia de la humanidad. Más de 108 millones de personas han abandonado su casa, de ellos, cerca de 46 millones han salido como refugiados o migrantes y 62 millones han escapado dentro de su propio país (conteo a finales de 2022).

Asimismo, un estudio de la OCDE y la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) ilustra que países han respondido mejor a esta calamidad humanitaria (2010-2021). Europa encabeza la solidaridad con 54% de los permisos de entrada, mientras que Canadá y Estados Unidos la secundan. Alemania y Canadá resaltan por otorgar más visas laborales, escolares y de reunificación familiar. Reino Unido, Suecia y EU se suman con permisos de entrada.

En contraste, destaca el endurecimiento en general ante los ciudadanos de Venezuela. El informe “Vías seguras para las personas refugiadas” (2023) expone políticas e indicadores restrictivos contra los venezolanos en Chile, Costa Rica y México.

Empero, las familias venezolanas no han recibido un portazo en todas las geografías, Brasil es un ejemplo fraternal. De acuerdo a ACNUR su estrategia de reubicación ha beneficiado a más de 100 mil de los 450 mil venezolanos que ha adoptado, 80% son mujeres y niños.

El desplazamiento forzado se percibe como natural pero no lo es, sobre todo cuando las causas son el crimen organizado, el narcotráfico o la guerra misma. En Centroamérica y regiones de Asia, además de varios de estos males, se suma el cambio climático.

Por ello, el Pacto Mundial sobre los Refugiados e iniciativas de la ONU necesitan más que discursos. Requieren presupuestos y políticas públicas de las naciones involucradas en los desplazamientos mundiales, empezando por las 20 principales economías. Las acciones reales se pondrán a prueba en El Foro Mundial sobre los Refugiados 2023, en diciembre, donde los recursos destinados hablarán más que las palabras de simpatía.