Luis F adquirió el coronavirus en una reunión con amigos en una terraza. Veinteañero, deportista, sin patologías y de hecho, con una salud admirable, acostumbra correr todos los días en un parque de la delegación Benito Juárez.
El virus del Covid-19 no hizo gran mella en el organismo de Luis F, de hecho lo sobrellevó como una gripe ligera.
No obstante, un error garrafal y en ese momento involuntario, en la etapa que fue asíntomático, antes de que se presentaran los primeros leves malestares, el susodicho siguió con su rutina en el parque. El vaho y los aerosoles de su aliento se convirtieron en algo similar a un avión fumigador. En cada vuelta al parque cruzaba frente a decenas de individuos que respiraban aquello que excretaba su garganta y sus pulmones.
¿A cuantas personas contagió Luis F en los aproximadmente cinco días en que no presentó síntomas y siguió con su rutina de ejercicios? ¿Y más aun cuando al enterarse que era positivo, decidió irresponsablemente seguir trotando levemente para fortalecer su sistema cardiopulmonar?
Como ya lo mencionamos, la salud envidiable del deportista Luis F hizo que el tan temido virus que nos está arrebatando amigos y familiares le hiciera los mandados. Practicante además del Yoga y de remedios alternativos como el dióxido de cloro, propagaba la idea de que la enfermedad es un estado mental y que al Covid se le puede combatir dejando atrás las malas vibraciones, quitándose el nocivo cubrebocas y saliendo al aire libre para llenarse de vitamina D.
En una investigación reciente se ha comprobado que las personas que hablan en voz alta, gritan y cantan, expelen entre dos y cinco veces más aerosoles. Pero esa cantidad llega hasta ocho veces más cuando alguien realiza alguna clase de ejercicio físico cardiovascular.
Efectivamente, aún con sus ideas milagrosas, Luis F, sin cubrebocas y con un alto rendimiento de velocidad al correr, se convirtió, además del mencionado avión fumigador, en algo parecido a esos jets que a menudo vemos volar y que van dejando una estela de vapor tras de sí, trazando una raya blanca en el bonito cielo azul.
Pero regresemos a la pregunta ¿a cuántas personas contagió Luis F? Nunca sabremos el número aproximado de sus víctimas incidentales del parque, pero sí sabremos el número de los contagios directos e indirectos que provocó en sus allegados, ocho en total.
Carolina N una de sus amigas contagiadas y por quien nos hemos enterado con gran presición de toda la historia de Luis F, fue la primera en estar expuesta a sus aerosoles al correr en el parque. Sin embargo esto no ocurrió cuando Luis era asíntomático ignorante de su condición. Él permitió que ella corriera a su lado cuando ya era consciente de que era positivo.
Ese mismo día en el parque se encontraron a Beatriz N, una amiga mutua a quien Luis abrazó, aún con el sudor y el vaho del ejercicio cardiovascular aún intenso. Beatriz fue la segunda víctima contagiada (de las conocidas).
Entre Carolina y Beatriz, ignorantes de que portaban el virus, se dieron los demás contagios a terceros, seis personas en total. Una de ellas fue la que advirtió sobre la condición de Luis F, después de que una productora del medio televisivo donde Luis F tiene varias responsabilidades, entre ellas la de actor y director de casting, le confirmara a la amiga de Beatriz que era positivo confirmado.
Hoy cientos, miles de corredores, en plena pandemia, pasan a toda velocidad frente a nosotros dejando tras de sí un halo de aerosoles. Ninguno de nosotros sabe si alguno de ellos se encuentra en sus días previos a presentar síntomas por Covid.
Después de conocer la historia de Luis F, ¿considera que las autoridades deberían de prohibir a los corredores en los parques? Carolina y Beatriz, amantes del ejercicio y víctimas de la irresponsabilidad de un tercero, opinan que sí... yo aún tengo mis dudas... ¿usted que opina?
Twitter: @homerobazan40