Las primeras semanas de enero son el mejor indicador de las calorías ingeridas durante diciembre y de cómo los seres humanos iniciamos ciclos con gran entusiasmo y energía, para después bajar la guardia en el camino, algo parecido a cuando en la ciudad de México se instaura una nueva ley con bombo y platillo.

Estos días de enero muchos se enfrentarán a uno de los síndromes más viejos de nuestra sociedad, el inventar el hilo verde desde cero.

Algunos jefes por una semana se dedicarán a reinventar todo con sus equipos, igual los maestros, o quienes están en casa vaciarán el polvo de los roperos.

Nadie sabe cómo comenzó esta trágica costumbre de los “neuróticos de año nuevo” por imponer año con año miles de cambios apenas comienza enero, convocar a largas y tediosas juntas para hablar de renovaciones, de reestructuraciones, de revolucionarios modelos de eficiencia… todo lo que suene a “nuevo”, es la clave del lenguaje de estos curiosos especímenes que torturarán a su personal durante varios días, hasta que el exceso de azúcar y calorías que consumieron durante diciembre, comiencen a estabilizarse en su sistema.

La historia nos muestra que con un “neurótico de año nuevo” es imposible discutir, pues su subida insulina decembrina rechazará cualquier sugerencia por mantener los estándares actuales dentro del área de trabajo y motivará muchas decisiones arrebatadas.

El ex regente Uruchurtu es un buen ejemplo del neurótico de Año Nuevo, cuando en la primera semana de enero de 1965, en menos de tres días, propuso dos arriesgadas iniciativas, una de ellas consistente en cobrar impuestos a las mujeres de la vida galante y la otra dirigida a cambiar la circulación a varias vías estratégicas de la ciudad, aspectos que con los vientos refrescantes de febrero mostraron su inoperatividad.

Otra pésima decisión de un neurótico de Año Nuevo, tuvo lugar el 4 de enero de 1976 cuando el Negro Durazo autorizó los retenes para taxistas, los cuales ocasionaron un caos en varios puntos de la ciudad, donde hasta 15 o 20 unidades eran detenidas en doble y triple fila, con el propósito oficial de revisar sus documentos y el extraoficial de extorsionarlos.

En enero del año siguiente, tras las afirmaciones de varios funcionarios acerca del control que debía hacerse de los vehículos que venían de provincia para asegurar que no transportaran mercancía ilegal, a un funcionario de apellido Espinoza, obvio neurótico de Año Nuevo, se le ocurrió que los patrulleros podrían hacer revisiones a autos con placas de fuera, provocando con ello toda una era de extorsiones en contra de conductores, quienes para cruzar el Distrito Federal, debían entregar hasta cuatro o cinco mordidas.

Pero no sólo en las oficinas públicas se gestan esta clase de casos, en la primera semana de enero de 1979, fue famosa la protesta de padres de familia en contra de la directora de una escuela privada de la colonia Del Valle, quien, inspirada por las mieles de diciembre, decidió que el uniforme escolar del plantel tenía un escudo indebido (mismo que exhibía un león con cuernos), por lo que instó a toda la comunidad escolar a cambiarlo sin preocuparse en los gastados bolsillos de los padres.

En cuanto a decisiones fatídicas impuestas en enero, habrá que recordar el Programa de Cobro Inmediato, instaurado internamente por los bancos después del “error de Diciembre”, persiguiendo con ello a los deudores que de un día para otro habían perdido casi la totalidad de su patrimonio.

Por lo tanto, si usted amable lector se encuentra mañana en la oficina con que su jefe se pasea de un lado para otro como caballo de carreras, convoca a juntas de emergencia y hasta le da por acomodar él mismo su archivero, no lo dude, sufre del síndrome del neurótico de Año Nuevo, y prepárese abnegadamente para una semana en la que el susodicho reinventará, cual Dios padre, absolutamente todo en siete días… no se preocupe, los efectos del rompope, el turrón y las frutas del ponche tienen un tiempo limitado y les sigue una depresión de abstinencia que, sin embargo, traerá de vuelta la cordura.

homerobazanlongi@gmail.com 
Twitter: @homerobazan40 

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