El asesinato del cineasta Samuel Ríos y Valles durante un asalto la semana pasada en la colonia Del Valle, que ha indignado a la comunidad, nos dice claramente dos cosas: primera, que estamos viviendo ya en Ciudad de México el descontrol ante la violencia sin una intervención efectiva de las autoridades fuera de las cifras estadísticas manipuladas. Y segunda, que la delincuencia ya no respeta ningún nicho por más cámaras de seguridad y vigilancia que existan.

El hecho que los delincuentes que asesinaron a sangre fría a Samuel hayan escogido para su asalto uno de los cruceros con más cámaras y vigilancia de la colonia del valle, indica que saben de antemano que las autoridades no harán arrestos o que las imágenes no podrán identificarlos o incluso que están coludidos o reciben protección de quienes están del otro lado de las pantallas de vigilancia.

Recordemos el sonado caso del asalto a Liverpool de Félix Cuevas hace unos años. En ese momento las cámaras de seguridad milagrosamente sirvieron para algo. Las camionetas en las que se desplazaron los delincuentes hacia el centro comercial fueron seguidas en toda su trayectoria a lo largo de la ciudad.

Sin embargo, en el caso del asesinato del estimado cineasta, aún no hay detenidos, aun cuando ya se sabe la ruta del taxi en el que huyeron los delincuentes y el nombre de registro del chofer.

Esperaremos algunos días más para ver si la presión de la comunidad cinematográfica es suficiente ante el pedido a Claudia Sheinbaum para que el caso se esclarezca lo antes posible, pues lamentablemente en nuestro México la voluntad política está por encima de la voluntad de las autoridades y la justicia.

En diversas redes sociales, la comunidad ha recordado al cineasta con textos tan emotivos como éste:

Las pasiones de Samuel eran la estética y la dirección de actores. Contaba con formación como diseñador, lo cual hacia que cuidara en cada cuadro la composición, paleta de color e iluminación buscando siempre una estética impecable. Le gustaba contar historias con un sólo cuadro. Tuvo una preparación muy profunda para dirigir actores, desde improvisación, técnicas de ensayo e incluso actuación y técnica Meisner, pero también estudio guionismo, producción de cine y producción teatral. Esto le había dado una gran versatilidad a la hora de realizar sus proyectos.

Se le recordará como uno de los pocos directores en México que hacía publicidad y cine. Realizó cientos de comerciales para las mejores marcas como Ford, Nestlé, Canon, AT&T y Coca-Cola entre muchas otras. Para cine escribió y dirigió el largometraje “Los días que no estuve” y los cortometrajes “No me mandes a mí” y “Los detalles olvidados”. Fue fundador de Mastodonte films en México. Samuel era un Director con el instinto para poder llevar los proyectos a su mejor nivel.

Sam, de una calidad humana maravillosa, como pocas, muy sencillo y gran amigo de todo aquel que le conocía o coincidía con él en el set.

"SAM, SIGUE VOLANDO ALTO"

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