Un amplio grupo de comentócratas ha expresado su sorpresa frente al resultado electoral del 2 de junio; unos dicen que no les parece siquiera “racional”, otros lo atribuyen sin el menor pudor a una “ciudadanía de baja intensidad” a la que pueden comprarla con “dinerito”.

Lo increíble de estas expresiones no es el dejo clasista que exhiben, y su incapacidad para salir de sus torres de marfil, sino que estas personas —que se dicen intelectuales— ya ni siquiera estudian ni revisan los datos duros.

Y es que la vida de las grandes mayorías de este país mejoró significativamente durante el gobierno de López Obrador. Y esa mejoría no obedeció solamente a los programas sociales, como algunos suponen.

Un factor importante son los incrementos salariales de los más pobres. Como mostraba hace unos días Luis Munguía, si con Vicente Fox el incremento del salario mínimo fue del 3.2%, con Calderón de 0.5% y con Peña Nieto de 13.8%, con AMLO alcanzó un 116%.

El ingreso laboral de la población ocupada (que incluye a trabajadores formales e informales) bajó 10.3% con Calderón y 1.2% con Peña, pero subió 17.4% con AMLO.

La desigualdad en el salario base de cotización promedio del IMSS que apenas tuvo una reducción del 5.3% con Fox, subió 3.2% con Calderón, y bajó 2.1% con EPN, con AMLO se redujo en un 18.4%

También la reforma al outsourcing tuvo efectos importantes al permitir que casi 3 millones de trabajadores migraran de una empresa prestadora de servicios a ser reconocidos por la empresa en la que realmente trabajaban.

Según la Subsecretaría de Hacienda, ese sector se ha beneficiado de un incremento del 27.4% en el salario base de cotización y pudieron acceder a beneficios sociales como el reparto de utilidades, el aumento en las cotizaciones en la seguridad social y otras prestaciones de las que habían estado injustamente privados.

Entre 2018 y 2023, 5 millones de personas dejaron la pobreza laboral (con lo que ahora pueden comprar una canasta básica con el producto de su trabajo).

En un país que se había convertido en una fábrica de pobres, muchos mexicanos vivieron un considerable cambio material en sus vidas. Si durante los sexenios de Calderón y Peña 15 millones de personas cayeron en pobreza, durante la era 4T, 5.7 millones de personas se despidieron de ella. De los 2 millones que cayeron en pobreza extrema por ingresos durante esos dos gobiernos,1.8 millones de personas la abandonaron.

Otro logro importante se dio en el terreno fiscal, donde según un análisis de Víctor Aramburu, los ingresos fiscales provenientes de los grandes contribuyentes —a los que hoy se les cobran más impuestos— pasaron de 25.7% en 2009 a 27.8% en 2015, a 42.8% en 2021 y finalmente a 48.8% en 2023.

Algo interesante es que, según una encuesta de El Financiero, el 2 de junio Claudia Sheinbaum tuvo el apoyo de la abrumadora mayoría que recibe programas sociales, teniendo 69% de los votos de ese sector. Sin embargo, también fue la más votada con 49% de los votos entre el resto que no recibe programas.

Así las cosas, el voto detrás de la 4T trasciende consideraciones económicas, lo que hace suponer que este gobierno hizo las cosas de manera razonablemente bien y la oposición prianista increíblemente mal.

Un país en donde casi 36 millones de personas votan en contra de lo que dice el 98% de los analistas de radio y televisión es la mejor señal de que buena parte de esas voces ya no son vigentes, sino es que han caído en una franca irrelevancia.

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