Poco ha hecho Omar García Harfuch por resolver la gran cantidad de dudas que existen sobre su trayectoria como policía a lo largo de esta contienda.
Los periodistas de medios corporativos, con los que ha preferido hablar, le preguntan una y otra vez: “¿cuál fue su papel en Ayotzinapa?”, “¿estaba usted ahí?” Y Omar se escabulle siempre de la misma forma: “Yo no estaba ahí, había sido designado a la Gendarmería en Michoacán”. Y tan, tan.
Como era de esperarse, las minutas de las famosas reuniones del 7 y 8 de octubre de 2014 —a las que ahora he podido acceder en su totalidad—, no arrojan evidencia alguna de que allí se haya fabricado la llamada “verdad histórica”. Tampoco figura algún tipo de participación por parte de Harfuch.
Pero la cosa no se agota ahí. Hay elementos para pensar que el policía, a pesar de estar en Michoacán, fue informado todo el tiempo de lo que ocurría, e incluso siguió tomando decisiones, según la evidencia aportada por Anabel Hernández. ¿Qué fue lo que le informaban y por qué no lo ha revelado?
He compilado una lista de 20 preguntas al hoy aspirante a la jefatura de gobierno, en una carta abierta (https://hernangomez.com.mx/). Menciono algunas de forma sucinta:
1. ¿Por qué a pesar de lo que usted pudo ver y escuchar, así como de las acciones que desempeñó en materia de combate a la delincuencia organizada en Guerrero, su declaración ministerial tan solo contiene cuatro páginas?
2. Como responsable de la Policía Federal en Guerrero a usted le correspondían, entre otras funciones, el patrullaje de las carreteras. ¿Podría contarnos cuántos aseguramientos y detenciones efectuó contra Guerreros Unidos durante el tiempo de su encargo?
3. No son claras las condiciones en las que usted se trasladó, días antes de lo ocurrido en Iguala, de Guerrero a Michoacán. ¿Cómo es posible que su traslado a ese estado fuera autorizado por usted mismo y no mediante orden de un superior jerárquico? ¿Por qué usted nombró a su propio sustituto y cómo es que lo eligió?
4. Cuando rindió su declaración en calidad de testigo sobre el caso Ayotzinapa usted no dio prácticamente ninguna información sobre Guerreros Unidos. En el caso de Los Rojos, en cambio, dio diversos detalles, mencionando la detención de cinco miembros de ese grupo, con sus nombres y alias. ¿Por qué no dio un solo nombre de algún detenido de Guerreros Unidos? ¿O es que no detuvo a ninguno?
5. ¿Qué cree usted que hacía Sidronio Casarrubias Salgado, líder de Guerreros Unidos, con su nombre y número de teléfono anotados en su agenda personal, como consta en las pruebas físicas del caso?
6. ¿Tendrá algo que ver lo anterior con el hecho de que, en las intervenciones telefónicas legales hechas por la DEA –mismas que he podido revisar—, Adán Casarrubias (hermano de Sidronio) alude a una persona de nombre “Omar” y “Omarsito”? ¿Será que se trata de un homónimo?
7. La Policía Federal tuvo una importante participación en la desaparición de los 43. De hecho, han sido consignados o señalados varios elementos que estuvieron subordinados a usted, como Emmanuel de la Cruz Pérez Arizpe, Víctor Manuel Colmenares Campos o Luis Antonio Dorantes Macías, entre otros. ¿Qué nos puede decir acerca de estos personajes y su responsabilidad por su conducta?
Estas son algunas de las preguntas que Harfuch tendría que contestar. El puesto al que aspira es muy importante como para llegar con una estela de dudas en el camino.