Se equivocan quienes alimentan una disputa entre Claudia y Marcelo que, más allá de la rivalidad natural, podría dinamitar puentes entre ambos de cara a un futuro no muy lejano.
Pienso que la jefa de gobierno, en particular, va a necesitar a Marcelo. Si gana la candidatura a la presidencia, porque nadie como el canciller podría contribuir para que Morena recupere en campaña una parte de la clase media perdida.
Al mismo tiempo, si gana la elección Claudia necesitará de políticos como él, no solo por su experiencia y eficiencia, sino por su enorme habilidad para la negociación política.
Quien llegue al poder en diciembre de 2024 no podrá mantener el país en un conflicto permanente. AMLO puede pelearse todos los días con alguien diferente porque es AMLO, pero el país no aguantará eso por mucho más tiempo.
En su libro de campaña, “El camino de México”, Marcelo hace una reflexión cierta: el poder que hoy ostenta López Obrador no volverá a tenerlo ningún otro mandatario, con tantos estados bajo su bandera, ni con la cobertura que ha tenido en ambas cámaras. En un escenario así, va a ser necesario un perfil que negocie con toda profesionalidad.
Salvo que Sheinbaum piense en echar mano de Julio Scherer –quien tiene un largo expediente en la FGR y traicionó a AMLO— necesitaría de una figura como Ebrard para sacar adelante sus iniciativas y evitar una crisis de gobernabilidad en el país. Una como esas que a veces tienen lugar cuando se va del poder un líder carismático.
Como lo relata bien en su libro, Ebrard ha sido un gran negociador a lo largo de su carrera política, desde tiempos en que colaboraba con Manuel Camacho, hasta su rol más reciente como canciller.
Esas habilidades serían muy provechosas para Sheinbaum, quien tiene la visión de izquierda que necesita el país, pero no necesariamente la experiencia política para negociar y apagar fuegos.
Claro, todavía falta mucho para todo eso. Claudia aún tiene que ganar la elección y la disputa interna será muy dura. De hecho, ya lo está siendo. De hecho, justo en ese contexto Claudia y Marcelo podrían beneficiarse de un acuerdo político.
Y es que el embate que han iniciado los colaboradores de Adán Augusto en contra de Sheinbaum —con características de guerra sucia— es ya imposible de ocultar. El secretario va derecho y no se quita.
Según una fuente con conocimiento del tema, su gente ya logró quitarle a Sheinbaum el apoyo de casi dos tercios de los gobernadores de Morena y de varios presidentes municipales, incluso a base de amenazas.
El equipo de Adán también estaría dirigiendo una cantidad importante de pauta publicitaria para denostar a la jefa de gobierno en las redes sociales. Más de uno asegura que Adán está detrás de los espectaculares de la revista Líder —de claro trasfondo machista—, donde el secretario (el hombre) aparece delante, grandote, y Claudia (la mujer) aparece atrás, pequeñita.
Huelga decir que Ebrard también ha sido víctima de más de un golpe de Adán Augusto, como el intentar endilgarle la responsabilidad de lo ocurrido en Ciudad Juárez o buscar dinamitar cualquiera de sus posibles alianzas.
Cómo estarán las cosas que, en una reunión reciente con su equipo de trabajo, Sheinbaum reconoció que, aunque Marcelo sea su rival y le dé duro, su actitud no se compara con los golpes bajos y la falta de ética con la que el secretario de Gobernación se estaría conduciendo en la disputa política.
¿De verdad no hay razones de sobre para que Marcelo y Claudia se sienten a conversar?