Desde que el cine comenzó a ser un producto para entretener a las masas se han hecho innumerables adaptaciones de libros a este formato. Nos gusta, quizá, darle a un personaje un rostro común que podamos compartir todos; escenas y escenarios que, si volvemos a verlos en las páginas de un libro, los identificaremos con eso mismo que vimos alguna vez en la pantalla. El Halcón Maltés, nos remitirá no solo a su autor, Dashiell Hammett, sino también a Humphey Bogart, tal vez para siempre; de la misma manera, hablar de Lizzy Bennet, protagonista de Orgullo y Prejuicio, y no ver la cara de Keira Knightley parecería imposible.
A Shakespeare, cuyas obras se consideran las más filmadas y adaptadas de la historia, pocas veces le han hecho un favor en el camino –de Stephen King no diríamos lo mismo-. Tantos Romeos y tantas Julietas para el olvido, Macbeths samuráis y Hamlets neoyorkinos del futuro, Otelos descoloridos, Desdémonas feministas y por ahí unos curiosos Rosencrantz y Guildenstern menos amargos.
Adaptar novelas, cuentos y obras de teatro al cine parece natural, pero los límites en la literatura están siempre más allá, y la complejidad de un libro difícilmente se puede reflejar en una película. ¿Y qué pasa con los poemas? hay películas sobre La Odisea, Beowulf, El Cid, El Cuervo e incluso por ahí una animación argentina del Martín Fierro. Casi todos los poemas llevados al cine son poemas épicos que cuentan una historia y tienen una estructura narrativa que los hacen, digamos, adaptables.
Ligando esto último con el Bardo y sus 154 sonetos, a alguien se le ocurrió que podía llevar a ese otro Shakespeare al cine, y nació The Sonnet Project. Ross Williams, creador del proyecto, consiguió de la famosa página de financiación Kickstarter 50 mil dólares para echar a andar la, al menos original, idea de convertir poemas en películas. Los retos de adaptación no son pocos, el más evidente es evitar que parezca que al final se trata solo de una lectura hecha por actores. Williams decidió que el cortometraje sería el mejor vehículo para su proyecto y estos son de apenas un par de minutos, en muchos de estos cortos uno no puede evitar sentir que hay ahí un potencial. The Sonnet Project es un proyecto que involucra a actores y locaciones sobre todo en Nueva York, y tuvo actualizaciones todavía el año pasado, basta una búsqueda en Google para llegar al material.
El cine y la literatura se llevan bien en términos generales, se complementan. Pero con la poesía se hacen evidentes algunos problemas extra; contar, en otro lenguaje, lo que quiere contar un poema va en contra del mismo y lo termina convirtiendo en otra cosa. Por otro lado, la poesía está buscando formatos nuevos para subsistir, y el cine pareciera ser una salvación atractiva a considerar. The Sonnet Project es un acercamiento entre ambas disciplinas y un buen reto para que los creadores busquen un lenguaje común; poesía y cine podrían ser una pareja con problemas, pero también con mucho potencial.