Las formas tradicionales de apreciar el arte han cambiado; ya mencionamos, en este mismo espacio (el 17 de febrero de 2021), aquel proyecto de Arts & Culture que proponía al espectador de las obras de Vassily Kandinski , una serie de sonidos que acompañaban las obras pictóricas del artista ruso; imágenes y sonidos en una especie de sinestesia guiada. Quizás el olfato sea el sentido al que menos se apela cuando hablamos de arte, el que menos ha “cuajado” aunque hay que decir que, en el caso del cine, se ha tratado de incluir a este sentido en la experiencia audiovisual y que a principios del siglo XX, con la llegada de las vanguardias, hubo un esfuerzo, en pos de la experimentación de la época, de incluir al olfato en el arte. Y otro empujón por ahí en los 80 con el Arte Povera , de Clara Ursitti , Peter de Cupere , etc., que no trascendió realmente.
También hubo por ahí, en el año 2015, una inquietante muestra en el museo Tinguely , en Basilea, Suiza, llamada Belle Haleine: el arte del olor, que presentaba en sus salas muros desnudos a los que el visitante tenía que acercarse a olerlos para evocar lo que pudo haber estado representado ahí, de manera visual; en total fueron 60 “obras” de distintos artistas, entre los que estaban Carlo Carrá , Man Ray o Marcel Duchamp (¿pensó lo mismo que yo?).
El Museo Mauritshuis , en la Haya, Holanda, es la casa de obras maestras del barroco y el flamenco holandés; ahí están Rembrandt van Rijn , Johannes Vermeer , Jacob van Ruisdael , Paulus Potter , Rogier van der Weyden, Rubens e incluso por ahí una obra de Andy Warhol . Esta vez, el famoso museo Hayense quiere experimentar con estos temas en una muestra llamada Fleetings: Scents in Colour (Fugacidades: Esencias a Color) que, mediante la instalación de dispositivos al pie de una serie de obras pictóricas, desprenderá aromas que sumarán a la experiencia estética; en total son 50 obras que incluyen pintura, dibujo, grabado y otros objetos; olores a partir de escenas, de interiores y exteriores, de los Países Bajos del siglo XVII. La exposición se montará a partir de concienzudos estudios a cargo de historiadores y científicos, ejecutados por perfumistas. Por supuesto, la muestra no tiene la pretensión de replicar con absoluta exactitud qué fue lo que olió Vermeer (si lo hizo) cuando conoció a “La Lechera”; o que aromas expedía el cuarto de “El Astrónomo”; es, otra vez, un acercamiento lúdico que llega a lo factible; una construcción ficticia para nada improbable.
Si bien ya existen algunos dispositivos tecnológicos que bien podrían implementarse para experimentar a distancia Fleetings: Scents in Colour , la muestra se inaugurará con la expectativa de tener visitantes físicos en el Mauritshuis . ¿Imagina una experiencia similar en algún museo de este país? Hasta que sea posible, técnica y pandémicamente, habrá que conformarse con hacer el ejercicio a través de la imaginación: ¿A qué huele su obra plástica favorita?
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