No muchas personas saben que existe un tratado internacional sobre el espacio ultraterrestre firmado en 1967 y que pretende establecer marcos jurídicos y de derechos sobre el espacio y, por razones prácticas, los cuerpos celestes más cercanos a nosotros. Poco se sabía del potencial que ese espacio podía tener y por eso uno se pregunta si con los descubrimientos de las décadas recientes, si dicho tratado se propusiera hoy, lo firmarían de igual manera Estados Unidos, China, Rusia o India (En radiopasillo corre el rumor de las intenciones de China por hacerse de la luna, conspiraciones más, conspiraciones menos).

Lo relevante de aquellos acuerdos es que se acuda una y otra vez a ellos para proponer proyectos internacionales con intenciones y efectos en la ciencia, la tecnología, la cultura, todo con fines pacíficos; en este caso nos referimos a los muy recientes Acuerdos de Artemisa; el 13 de octubre del 2020 ocho países, con potencial técnico y económico, firmaron, primero, dichos acuerdos; después, se sumarían 12 países con más o menos aquellas capacidades para llegar al total de 20 entre ellos está México.

Si bien los acuerdos están abiertos a firma por parte de cualquier país, aunque sea de manera simbólica y para respaldar los principios pacíficos más que para hacer un aporte más activo directo, en el caso de México sí que hay un proyecto definido que será desarrollado por la UNAM, la Agencia Espacial Mexicana, el Laboratorio de Instrumentación Espacial LINX, el Conacyt y algunas empresas relacionadas, sobre todo, al desarrollo científico y tecnológico; el desarrollo en cuestión lleva el nombre de Proyecto Colmena, tiene la intención de enviar una serie de satélites al espacio exterior, controlados por Inteligencia Artificial y con el objetivo de explorar la superficie de la luna, extraer materiales con el fin de investigar su potencial en la producción de oxígeno, agua y energía; en el caso de otros proyectos, Colmena quiere utilizar micro robots que trabajen de manera coordinada en ambientes todavía más complicados que los que ya tiene nuestro satélite: asteroides o cometas, por ejemplo. De entrada, se está pensado en cinco de estos micro robots para una primera exploración, estos miden unos 12 centímetros de diámetro y pesan alrededor de 60 gramos; en total, estamos hablando del peso de unos tres teléfonos celulares. El nombre del proyecto “Colmena” no es casual, estos robots se manejarán a través de una IA con base en la naturaleza, específicamente en el comportamiento de las abejas en una colmena, algo que no se ha hecho antes en la exploración espacial. Se espera que en el 2023 lancemos el satélite NannoConnect 3, también el primero en ser controlado exclusivamente por Inteligencia Artificial, y en el que viajarán los cinco pequeños pasajeros. Estaremos atentos a esta propuesta que parece contar con el visto bueno del gobierno por lo que se esperarían recursos y compromiso para no dejar a este muy interesante proyecto, en riesgo de morir.

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