Entre nerds nos entendemos: podemos pasar horas hablando de los detalles técnicos de las exposiciones virtuales (lo que le quita gran parte de la diversión), vivir la mayor parte de nuestro día viendo noticias tecnológicas (emocionarnos porque Oppo abrirá tienda en México, por ejemplo); llenar nuestros dispositivos inteligentes con aplicaciones, libros, imágenes, videos… vamos, hasta formatear el disco duro o instalar un sistema operativo nos emociona (sí, a esos niveles). Pero al grueso de los seres humanos, a Dios gracias o el mundo sería muy ñoño como para vivir en él, no le importa mucho estos temas, por lo menos si se le presentan con tecnicismos, números o estadísticas, hablo de estos mundillos más bien cerrados, específicos; el hombre, aunque no tenga ese espíritu de los futuristas de principios del siglo XX, siempre ha tendido a curiosear con lo tecnológico, desde siempre; por eso nos seguimos maravillando con artilugios como el mecanismo de Anticitera, o los autómatas de la Edad Media; y es cierto, a partir de la Revolución Industrial tenemos una conciencia de lo tecnológico mucho más aguzada.

La ciencia ficción… ligera, ha dado su dosis de tecnología a los no tecnofílicos, y el boom de las series que tienen como narrativa central estos temas han resultado muy exitosas: Black Mirror antes de su estrepitosa caída a causa de su última temporada (esperemos que sea la última) fue un hito que le dio la vuelta al mundo ya que nos ponía a la ciencia ficción muy cerca de las experiencias que vivimos todos los días, era fácil identificarse y confundir la realidad con la fantasía, las inquietudes que nos generó estaban planteadas en el aquí y el ahora. Si buscamos algo todavía más realista, nos topamos con Mr. Robot, que más allá de los errores en algunos detalles relativos a pantallazos de códigos de programación (¡nerd!) llevó a mucha gente a interesarse y “entender” un poco mejor al mundillo hacker, por supuesto con una trama conspiranóica que nos enganchó. O Silicon Valley, serie ambientada en los 80 que nos cuenta los orígenes de los “Steve Jobs” o los “Bill Gates”, un The Big Bang Theory mucho más ácido y centrado en la tecnología más que en la ciencia (vamos, siempre va una pegada a la otra) y que baja del olimpo a estos seres mitificados que son los CEOs de las grandes empresas que mueven a nuestro mundo. La menos conocida del paquete es quizás Osmosis, que se centra en una tendencia común de las tecnologías de hoy: aprovecharse de nuestras necesidades afectivas para sacar un provecho. Sí, podríamos relacionar estos asuntos con plataformas dedicadas a encontrar pareja, pero tampoco están muy lejos cualquiera de las aplicaciones de redes sociales que usamos los que no nos movemos por esas otras: hay carencias que buscan llenarse con la tecnología y de eso va Osmosis.

Hay decenas más que podríamos comentar en este espacio de ser más amplio, amén de las películas, libros y otras expresiones artísticas y culturales que tocan temas relacionados con la tecnología, tantos que difícilmente podemos escapar de ellos, nos atraigan o no estos temas. Piense qué tantos de estos conoce o es fan, quizá es usted más nerd de lo que creía.

herles@escueladeescritoresdemexico.com

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