Hace prácticamente 11 años (octubre del 2010) nació Instagram, red social que en muy poco tiempo se convirtió en una de las plataformas favoritas de fotógrafos aficionados y profesionales. Apenas dos años después de su lanzamiento contaba con más de 100 millones de usuarios, dos años después, en 2014, esa cifra llegaría a 300 millones; hoy ese es el número de seguidores que tiene Cristiano Ronaldo en su cuenta. Instagram no fue la primera red social enfocada a la fotografía. Antes de la aparición de las apps ya estaban por ahí Fotolog, Picassa y Flickr, quizás la última alcanza un éxito considerable, y aunque se mueve en un formato distinto, su orientación al usuario profesional es innegable permitiendo subidas en tamaño original y la publicación de los datos EXIF. Pero Instagram conquistó al mercado con su enfoque nostálgico en el que los filtros son más importantes que la calidad, y aún así se han subido a la plataforma fotógrafos de renombre como Steve McCurry, Paul Nicklen o Brandon Woelfel; si hacías foto de manera profesional tenías que estar en Instagram.

Después vino la compra por parte de Facebook y muchos anticiparon la catástrofe, y si bien los administradores mantuvieron el espíritu Insta a lo largo de los años, los algoritmos han venido a cambiar, para mal, el potencial de la plataforma para los talentos menos conocidos. Hace unos días, el director de la plataforma, Adam Mosseri, anunció públicamente que Instagram “ya no es una app para compartir fotos” o siendo más precisos: la fotografía ha dejado de ser el interés principal de los administradores y algoritmos, esto porque el boom de la plataforma de videos Tik Tok se está llevando la tajada más grande del pastel de las horas que le dedican los usuarios, sobre todo los más jóvenes; está tendencia al video no sólo está cambiando a Instagram, lleva ya un rato en Facebook y está por salir una opción también para YouTube en estos formatos más casuales y efímeros, la propia Instagram ha querido hacer frente a Tik Tok con sus “historias”. Muchos usuarios se han sentido traicionados ante las declaraciones de Mosseri, pero la realidad es que las redes sociales no trabajan para sus usuarios, la situación es al revés: los usuarios regalan sus contenidos a las pla taformas para que estas hagan negocio con ellos, negocio que tiene a los mismos usuarios en toda la cadena, desde la materia prima, producción de contenidos y consumo final al mismo usuario. Las redes nunca nos han “regalado” nada ni, insisto, han trabajado para sus usuarios.

No sabemos hasta dónde va a repercutir esta declaración del director de Instagram en los cambios que experimentará la plataforma en el futuro; para los más puristas, siempre habrá opciones ahí afuera para satisfacer sus necesidades particulares, y es muy probable que alguien quiera llenar el hueco que está dejando Instagram “libre”. No somos de los que promueven una huida en desbandada de la red social, basta con ser conscientes de que los modelos de negocio en nuestras amadas redes no son inamovibles, y a partir de eso tomar decisiones o de plano relajarse.

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