El domingo 18 de diciembre de 1994, Jean Marie Chauvet invitó a un par de amigos, Éliette Brunel y Christian Hillaire, todos aficionados a la espeleología, a acompañarlo a revisar una cavidad que encontraron tiempo atrás en el meandro de un antiguo rio al sur de Francia, notaron que de dicha cavidad emanaba una corriente de aire, la idea era comprobar si aquella cavidad era la entrada de una cueva. La noche los alcanzó retirando las piedras que cubrían la entrada de la hipotética cueva, cuando por fin hicieron espacio suficiente se introdujeron por aquel pasadizo que los llevó a un amplio salón de techos elevados; apenas con el material básico, lograron ver las estalactitas que de ahí colgaban, se fueron guiando a través de pasadizos a nuevas salas en las que encontraron, además de formaciones rocosas, también huesos de algunos animales. No se percataron en ese momento de lo que ahí había aguardado pacientemente por miles de años, de regreso a la salida, Éliette Brunel iluminó una de las paredes por las que no minutos antes habían pasado, la luz iluminó de pronto una mancha color ocre, al mirarla con detenimiento se dieron cuenta que la mancha en realidad pretendía formar el cuerpo de un animal, en particular, un pequeño mamut; así se descubrió lo que hoy conocemos como la cueva de Chauvet-Pont-d'Arc, y que contiene el arte rupestre con pinturas que datan de alrededor del 34,000 a. de C, las grutas de estas cuevas son más grandes que las de la famosísima Lascaux.
Esto viene a cuento porque hace unos años Werner Herzog grabó lo que podría considerarse un documental, llamado “La caverna de sueños olvidados”, muy a la Herzog, y años después, por ahí del 2017, Martin Marquet, haciendo uso de las nuevas tecnologías, produjo su propio documental con intensiones altamente inmersivas de la cueva de Chauvet. El documental, llamado “The Final Passage”, se estrenó en Italia en aquel año y después quedó almacenado y lo podían disfrutar unos cuantos.
Hoy, dada la situación de encierro que han estado viviendo la mayoría de los países del mundo, el productor ha decidido volver a sacar de la luz su impresionante proyecto que es considerado por el Museo Británico como “la mejor cinta basada en la arqueología que se ha presentado hasta hoy”, con perdón de Herzog. El documental, que hace uso importante del recurso de la animación, nos va llevando de la mano a través de las que podrían ser las pinturas más antiguas descubiertas hasta hoy, compitiendo con otras en España. Es cierto, no podemos estar seguros de las intenciones de aquellos hombres solitarios que decidieron representar a la naturaleza que los rodeaba con pigmentos sobre los muros de aquellas improvisadas viviendas de paso, podría haber una buena dosis de superstición en sus trabajos, pero tampoco pueden obviarse la sutileza y emoción plasmada en sus pinturas, motivo suficiente para que sean consideradas arte. El documental, de casi media hora, está disponible para todos en esta liga: bit.ly/cuevachauvet