El poeta y ensayista francés Paul Valéry diría en alguna ocasión que los museos son los sepulcros familiares de las obras de arte, una neutralización de la cultura. La opinión de Valéry estaba sin duda influida sobre todo por esos imponentes museos europeos, bodegas donde iba a caer una buena parte del patrimonio cultural de países que habían sido saqueados. “No me gustan demasiado los museos. Hay muchos admirables, con nada deleitable. Las ideas de clasificación, conservación y utilidad pública, que son justas y claras, tienen poca relación con los deleites.” Estas palabras, que escribió Paul Valéry en sus Piezas sobre arte en 1931, siguen siendo incendiarias.
Egipto, ahora libre del régimen de Mubarak, y su famoso ministro de antigüedades, el egiptólogo Zahi Hawass, ha estado trabajando y creando instituciones para recuperar algunas de sus piezas emblemáticas que están repartidas por el mundo, para que sean exhibidas en museos locales; prácticamente nadie en los museos europeos ha mostrado una intención clara de devolver algo.
La primera vez que me asomé al Art Project de la empresa Google, hace tres años, tenía dicho proyecto el acervo de un puñado de museos a disposición de cualquiera que tuviera una computadora y acceso a internet. Era la primera vez que alguien, al otro lado del mundo y sin costo, podía asomarse, por ejemplo, al Tate Britain y ver en alta definición la colección permanente de uno de los más importantes museos del mundo, no pasó mucho tiempo para que algunos museos mexicanos entraran al proyecto: Munal, Dolores Olmedo y el Museo Nacional de Antropología tienen hoy recorridos virtuales a prácticamente todas sus salas, la experiencia es, por lo menos, interesante.
El Art Project de Google ha tenido una expansión importante y la aplicación de la tecnología en el mundo del arte aparece en todo su esplendor; aun así, la empresa estadounidense tiene sus detractores cuando esta se relaciona en temas de arte. Google tiene también un proyecto mucho menos conocido llamado DevArt, y que consiste en crear un nuevo tipo de arte a través del código usado por programadores. La tecnología es el lienzo y los códigos los materiales para crear instalaciones cautivadoras y novedosas, dice su propio manifiesto. DevArt es un proyecto que tiene sede en Londres y que promete giras mundiales para llevar, dicen, a los mejores artistas interactivos del mundo.
La semana pasada una instalación del DevArt en el Barbican Centre de Londres se vio boicoteada por un grupo de creadores que considera que la tecnología, aplicada en el arte, debe ser “invisible”. Acusaron al DevArt de enfocarse en lo técnico más que en lo artístico y sus contenidos, dicen que Google usar el arte para su beneficio. Eso sí, boicotearon la instalación montando una propia, al mismo sitio llevaron su propio arte y su propia tecnología.
En la mente de algunos, ya sean tan lúcidos como la de Valéry o tan románticos como aquel colectivo, la conservación, divulgación o la creación de obras parecen estar peleadas con quien sea que saque algún provecho de ello. ¿Será posible conservar, promover y hasta crear arte sin una institución o empresa en algún punto del camino? usted qué piensa.