Se acaba el efímero 2021; desmenuzando algunos temas, quizá podamos percibir que tuvo su sustancia, que pasaron cosas importantes y que muchas llegaron para quedarse y que habrá que seguirles la pista el año que entra. Pareciera que las redes sociales que usamos desde hace algunos años son inamovibles, que Facebook, Twitter e Instagram ya no se irán nunca, como si no hubieran desaparecido antes MySpace, Fotolog y tantos otros. Lo cierto es que, En el caso de Facebook e Instagram, han cambiado sus estructuras en pos de seguir las tendencias que ha traído un patito feo: TikTok; esa despreciada (por lo menos por las generaciones anteriores) tiene un peso y alturas que parecen infranqueables; el arte y la cultura se hacen presentes ahí, con la fuerza suficiente como para convertir un libro con ventas medianas en un best seller de un día para otro. Otro ejemplo es OnlyFans, al que han acudido instituciones encargadas de la cultura en Suiza para promover arte que es censurado en las redes convencionales; estas dos pueden ser el futuro escaparate principal.
Otra tendencia que llegó en tiempos de pandemia para quedarse son las exposiciones inmersivas que potencian la experiencia a otros niveles a partir de proyecciones en gran formato, inteligencia artificial y realidad virtual; éstas han llegado de la mano de instituciones privadas para después ser retomadas por las públicas como la UNAM; estas manifestaciones y nuevas formas de exponer arte mantienen el componente de lo presencial y en casos de emergencia se transforman en híbridas. Quizás el éxito que han conseguido será la base para futuras experiencias, sin duda llegaron para quedarse.
Los Tokens No Fungibles (NFTs) explotaron este año de forma inesperada. Arte intangible a precios exorbitantes en ambientes, digamos, democráticos. Si bien un artista reconocido puede continuar sus éxitos en estas nuevas formas, también un niño al otro lado del mundo puede llegar a ser una revelación que le pise los talones al primero. Un mercado de millones de dólares que está cambiando la forma de ver el arte y que puede consolidarse definitiva en los próximos años.
El transhumanismo, que no es nuevo, también explotó de manera inesperada desde los inicios de la pandemia. Las nuevas tecnologías aplicadas directamente en el cuerpo humano para potenciar sus capacidades creativas: piezas para piano que requieren una mano robótica para ser ejecutadas, implantes para captar sensaciones inimaginables y un sinnúmero posibilidades aplicables a prácticamente todas las disciplinas artísticas.
Los metaversos que también iniciaron este año con la promesa de expandir más allá de las limitaciones espaciales las posibilidades de crear, mostrar, aprender y vivir casi cualquier experiencia del “mundo real” en esos otros lugares. Sí, las grandes corporaciones ya tienen un pie adentro del metaverso para sacar tajada de estos proyectos; pero también universidades, instituciones culturales y artistas se lo están tomando muy en serio; 2022 puede ser el año del establecimiento definitivo
Visto así, fue un año emocionante que nos trajo nuevas formas de ver el mundo, que muchos no esperábamos. Creemos que, dentro de todo lo que pasó, estos son los temas que seguirán dando de que hablar el año que entra. Agradezco mucho el tiempo dedicado a leerme a lo largo de este año y le dejo también mis mejores deseos para el año que empieza en breve.