La sociedad mexicana repudia los terribles actos cometidos por hombres en contra de mujeres, sometiéndolas a vejaciones de toda índole e incluso privándolas de la vida. Los feminicidios cuentan con un componente adicional: los hombres fueron dotados biológicamente con mayor fuerza física, colocándolas en evidente desventaja a la hora de defenderse de una agresión física cometida por estos.

En la comisión de cualquier tipo de delito en que se incluye el uso de la fuerza física, ya sea de tipo sexual —como es la violación o el abuso—, lesiones, culminando con un feminicidio, los agravantes son precisamente la alevosía y ventaja con las que pudiera actuar el agresor; por ello es que deben fortalecerse los instrumentos jurídicos para garantizar el cumplimiento de la ley, además de no observar los delitos cometidos contra la mujer por razones de género, como simples delitos del orden común.

Nuestra sociedad se ha desarrollado innegablemente, viviendo diversos procesos educativos y de construcción social. Durante décadas, desde el seno familiar, se trataba con distingos al hombre y la mujer; por fortuna, el vertiginoso proceso formativo permite que las nuevas generaciones tengan en su pensamiento bien claros los principios de igualdad de género y, por supuesto, el estricto respeto al derecho de hombres y mujeres sin diferencias. Si las nuevas generaciones han asimilado de una forma tan evidente y significativa la igualdad de género ¿por qué no habría de hacerlo la justicia mexicana para equilibrar y evitar la desventaja en que se puede encontrar una mujer?

Hoy, la sociedad en su conjunto debe de asumir con verdadero compromiso que ha llegado el tiempo de evolucionar socialmente, y entender que, en la vida intelectual, laboral o profesional, la capacidad femenina en muchas de las ocasiones supera a la del hombre. Su intuición las hace más confiables y, por supuesto, su capacidad y destreza natural les permite habilidades diversas que el hombre, por su origen, difícilmente logrará desarrollar. Ha llegado la hora de que el Estado mexicano, a través de sus instituciones, se desarrolle al ritmo de la exigencia de más del 51 por ciento de la población, porque efectivamente más del 51 por ciento del pueblo de México son mujeres.

Hombres y mujeres debemos acompañar una demanda justa; ser empáticos con aquellas activistas que seriamente asumen la defensa de los derechos inalterables de su género; también sería importante reflexionar lo innecesario de la violencia que despliegan algunos grupos a la hora de expresarse y ejercer su derecho a la libre manifestación de las ideas, los cuales en muchas ocasiones promueven el odio, el rencor o la venganza. Hace unos días escuché una frase que atinadamente aplica: “La venganza no es justicia, simplemente es venganza”.

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha llamado en repetidas ocasiones a buscar la armonía y pacificación de los mexicanos. Hoy, más que nunca, se debe de evitar cualquier acto de agresión que lastime las causas justas. Un importante sector de la sociedad rechaza cualquier acto de violencia, ya que nada la justifica; solo genera odio y más violencia.



Diputado federal

Google News

TEMAS RELACIONADOS