Atrás quedó la duda en torno a lo dicho por el jefe del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, respecto a que, en el proceso electoral por venir este próximo 6 de junio, se evidenciaría que la lucha política, e incluso social en nuestro país, se encuentra entre dos bloques: liberales y conservadores, izquierda y derecha.

Para muchos en aquel momento resultó absurdo lo dicho por López Obrador. En esta columna abordamos esa posibilidad en repetidas ocasiones.

Hoy, la polarización político-electoral está marcada por dos grandes bloques. A la cabeza de uno el Partido Acción Nacional, que es el mejor posicionado como oposición al actual régimen, acompañado por el PRI y el PRD; el blanquiazul se ha caracterizado por ser un símbolo de la derecha mexicana. El otro bloque lo encabeza el partido Morena, lo acompañan el Verde Ecologista y el PT, este último es el mayor representante de la izquierda mexicana, y no solo por el tiempo que tiene de existir, sino porque conserva de origen los idearios más representativos de la izquierda.

Estos bloques, en muchos de los casos, se han conformado respondiendo a la estrategia electoral en sitio y, en muchos otros, para ganar mayores espacios de elección popular y para conservar sus registros.  Algunos, incluso, de esta forma buscan mitigar la crisis electoral, que muy seguramente se les avecina.  

El PRI tuvo la oportunidad de definir una ruta distinta a la que tomó; sin embargo, se adhirió a la derecha y con esto se situó de forma exacta en el lugar que les corresponderá en la nueva historia de México.

Otros nuevos actores aparecieron y se incluyeron también en el bloque de la derecha, con el fin de lograr objetivos político-electorales, es el caso de la agrupación política “Sí por México”, que representa a los intereses empresariales de nuestro país.

Por lo que se refiere a los partidos de nueva creación, tal vez nunca sabremos su verdadero interés político-electoral y a qué ideología responden realmente, ya que, por haberse constituido de forma reciente, y por participar en su primer proceso electoral, están impedidos por ley a coaligarse con otra fuerza política, lo que los imposibilita para trazar una ruta estratégica a través de una alianza. Como lo hizo en su momento el Partido Encuentro Social, que curiosamente logró un importante número de curules, pero perdió su registro.  

Hoy los partidos deben concentrarse en incrementar sus votos para mantener sus registros o su destino electoral estará en riesgo. Este 6 de junio, para algunos de ellos, será determinante para su subsistencia.

Las elecciones por venir marcarán un nuevo ciclo en la conformación del mapa político-electoral de México, y es probable que Morena logre consolidarse como un partido real; si lo logra, seguro tendrá garantizada una mayor permanencia a la cabeza en el terreno parlamentario y de gobierno, pero si no lo logra, será incipiente su presencia política en el país y permitirá un avance lento, pero consistente, de sus opositores.

Las elecciones de este año son altamente relevantes para el destino de nuestra patria y determinantes para el destino de partidos y actores políticos. De nada debe extrañarnos lo cruento y difícil que será conservar la civilidad, imponer la razón y respetar la legalidad; muchos se están jugando el todo por el todo, por lo que se avizora un proceso complejo y judicializado en sus diferentes etapas.

Ojalá y las autoridades, incluyendo a la electoral, se apeguen al estricto respeto de la legalidad y no sucumban a presiones de ninguna índole o naturaleza en ninguna de las regiones de nuestro país.

Diputado federal.

Google News

TEMAS RELACIONADOS