¡Que se respete la voluntad popular del pueblo potosino!, sentenció el primer mandatario de la república, Andrés Manuel López Obrador.

En cada resolución emitida por los órganos electorales respectivos, Ricardo Gallardo, gobernador electo de San Luis Potosí, refrenda su triunfo sobre la alianza opositora conformada por Acción Nacional, PRI y PRD, este último, por cierto, prácticamente sin registro en esa entidad.

Por otro lado, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista, que conformaron la alianza Juntos Haremos Historia, incrementaron sus dividendos políticos al extremo que, en el caso del PT, no se le asignó ninguna diputación plurinominal en el Congreso local, debido a que, por primera vez en la entidad potosina, tiene sobrerrepresentación.

El triunfo, tanto para el PVEM como para el PT, se generó por el potencial político que Ricardo Gallardo logró a través de una década de trabajo consistente, y por la incuestionable conexión que tuvo con el electorado de esta entidad del país.

Hoy, algunos que temen perder sus canonjías y privilegios, generados por la cercanía o el servicio que han realizado a la clase política que durante más de 90 años ha gobernado en la entidad potosina, se esmeran en tratar de tergiversar la información, y buscan hacer pensar al electorado que la elección podrá revertirse o anularse; no existe sustento legal para una locura de esa dimensión, no hay elementos jurídicos aplicables para revertir la voluntad del pueblo potosino.

Lo que sí se ha mostrado es el servilismo de quienes, vinculados con el grupo del poder saliente, se resisten a la nueva realidad que a partir del 26 de septiembre habrá de vivir San Luis Potosí, el nuevo gobierno, el nuevo San Luis, la nueva vida para miles de potosinos que han sembrado su esperanza en un joven político y empresario que sabe de la justa medida para alcanzar la igualdad social.

Resulta patético observar cómo modestos comunicadores locales tratan en cada momento de posicionar información que no corresponde a la verdad, su desesperación es tan evidente que escriben sobre lo que les gustaría sucediera y no sobre lo que es la realidad.

Se habrá de confirmar, en las instancias que reciban promoción respecto al proceso electoral, el contundente triunfo de la alianza Juntos Haremos Historia por San Luis Potosí, y Ricardo Gallardo pasará de ser Gobernador Electo a ser Gobernador Constitucional el próximo 26 de septiembre.

Es irreversible. La voluntad popular se habrá de respetar y ningún magistrado habrá de sucumbir a la presión que pretendan generar grupos de poder sobre ellos. La falsa información en torno a la vida de Ricardo Gallardo, con la que intentaron convertirlo en criminal a través de notas falsas, no surtió efecto.

Hoy, lo que debe tener claro la autoridad en materia electoral es que el pueblo potosino decidió, y lo hizo ignorando las calumnias y mentiras utilizadas para tratar de incidir en la voluntad popular, que el pasado 6 de junio se expresó en las urnas.

Esa desinformación y esas calumnias no podrán imponerse en el criterio de aquel que le corresponde juzgar la verticalidad legal, que es la que habrá de imponerse, y a Gallardo no solo le asiste la razón legal, mayor aun, le asiste el respaldo de un pueblo que se cansó de 90 años de desigualdad social y de injusticia.

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