El presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo reuniones con todos los gobernadores electos, producto del pasado proceso electoral.

Los mandatarios que militan en el partido Morena fueron los primeros, como era natural; posteriormente, sostuvieron reuniones institucionales en Palacio Nacional los gobernadores de Nuevo León, Querétaro y Chihuahua, de los partidos Movimiento Ciudadano y las alianzas conformadas por el PAN, el PRI y el PRD.

Sin embargo, quien atrajo los reflectores, sin duda, fue el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, no solo por declarar ante medios lo que en repetidas ocasiones manifestó durante su campaña: su solidaridad, respaldo y convicción para trabajar como parte de la 4T que promueve el presidente de la república.

Esta definición política resulta importante por su trascendencia a futuro, pues quedó claro, en el laboratorio electoral experimentado el pasado 6 de junio, que cualquier suma política es importante con miras al 2024.

San Luis Potosí fue el primer estado de la república en acreditar la impensable alianza entre los más férreos adversarios: PAN y PRI, junto con el PRD, acompañaron a un candidato de la derecha, que forma parte de la clase política que durante 90 años se enquistó y ostentó el poder en este estado de la república. Ahí surgió el primer bloque opositor que acreditaba lo dicho por el propio presidente de la república en meses anteriores, y que compartimos en esta columna: la lucha por el poder entre la derecha y la izquierda, liberales contra conservadores y, efectivamente, en San Luis Potosí se rompió el conservadurismo que durante muchos años impidió la distribución justa de la riqueza entre su población.

El gobernador electo Ricardo Gallardo se muestra como un hombre conciliador que busca la inclusión de los diferentes sectores que conforman su estado natal, así como la reconciliación social, manifestando consistentemente que el engrandecimiento de San Luis Potosí será consecuencia del involucramiento y trabajo conjunto de todos.

Juntos Haremos Historia define a un gobierno que a través de la izquierda promueve la igualdad y deja a un lado el enfrentamiento de clases, mismo que durante 90 años se reflejó en ese estado de la república. Es evidente que los ricos económicamente manifestaban su desprecio hacia quienes menos poseen.

Gallardo Cardona se constituyó como la esperanza de miles de potosinos que en él se reflejan, ya que es producto del esfuerzo. Sus adversarios han pretendido denostar al gobernador electo y han hecho manifestaciones que solo corresponden a la envidia y al temor que les genera perder privilegios.

No dan crédito a su éxito, no solo como político, sino como empresario. Pocos saben que su abuelo y su padre trabajaron muy duro, sufriendo privaciones para lograrse exitosos empresarios.

A Gallardo Cardona su origen le permitió entender las necesidades de dos de los más importantes sectores de la población mexicana: la clase empresarial y la clase trabajadora. Eso lo llevó, en gran parte, a conectar de forma exacta con las mayorías potosinas que, está claro, conforman el mayor porcentaje de nuestra república mexicana: la clase popular. Hombres y mujeres que día a día trabajan por el bienestar de sus familias y que, en el caso de San Luis Potosí, tienen la esperanza de que alguien afín a ellos, seguramente, gobernará anteponiendo la justicia social.

El bienestar de las mayorías es la más alta encomienda de un gobierno vinculado con la izquierda.

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