En la pasada sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados, en que fueron electos los cuatro nuevos consejeros que se integraron al Instituto Nacional Electoral, Mario Delgado, coordinador de la bancada de Morena, acreditó un trabajo de concertación y de acuerdo político que para algunos puede resultar fácil, pero para aquellos que conocen los entuertos de la vida legislativa, sabrán lo complicado que es.
Y habría que entender que el acuerdo político no implica concesiones graciosas en lo personal o grupal; el acuerdo político busca el equilibrio que garantice la presencia ideológica e intelectual de cada uno de los actores que intervienen en todo proceso a realizar.
Efectivamente fue un proceso inédito, en el que debe reconocerse el esfuerzo que diversas personalidades imprimieron para dar transparencia y certeza a todos aquellos que, de forma especial, consideran que la democracia es uno de los principales valores evolutivos de nuestras instituciones.
Durante los últimos 20 años, la institución encargada de vigilar el cabal cumplimento de la voluntad popular observó tres gobiernos emanados de tres partidos políticos, con diferentes visiones ideológicas y estrategias gubernamentales.
La autonomía del INE debe ser la que impere para garantizar el equilibrio necesario, que dé plenitud a nuestra vida democrática. La autonomía y la libertad en la toma de decisiones, con que cuentan los consejeros, solo deben tener como eje rector, el cabal cumplimiento de la legalidad; sin interpretaciones a modo, que sólo atiendan al interés de aquellos que, al encontrarse en el poder, pretendan generar presión, sin importar violentar la norma establecida y lastimar la vida democrática.
Los nuevos consejeros: Norma Irene de la Cruz, Carla Humphrey, José Martín Fernando Faz y Uuc-kib Espadas, están expuestos al escrutinio público y, por supuesto, al escrutinio histórico. Son los primeros consejeros que, a juicio de la sociedad y de la clase política, no responden a intereses de grupo o de actores políticos; el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, fue enfático en precisarlo. Estos consejeros tendrán que actuar con verticalidad, honradez y honestidad palpable, y demostrar, en cada una de sus decisiones, que son dignos de ostentar tan elevada encomienda.
El Partido Verde Ecologista, encabezado por su coordinador parlamentario, Arturo Escobar, jugó un papel preponderante en la dirección y el curso que llevó a buen puerto la elección de consejeros. Haciendo a un lado filias y fobias y, en consenso con los integrantes de su fracción parlamentaria, decidieron apoyar la propuesta presentada y ya conocida, confiados en la auténtica motivación que llevó a esta decisión y, por supuesto, confiando también en la verticalidad, honradez y compromiso, que de forma expuesta manifestó cada uno de los nuevos consejeros recientemente incorporados al INE.
El Partido Verde Ecologista fue determinante para la conclusión de esta histórica decisión; ya que, en un momento dado, el grupo mayoritario no lograba en su interior el consenso, y sólo se alcanzaba la mayoría necesaria con los votos aportados por el Verde Ecologista.
También hoy, como nunca, todos los ojos de la sociedad y la clase política estarán atentos, como pocas veces, a los procesos por venir en el 2021.