El más catastrófico de los escenarios, en materia de salud pública, previsto por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, como consecuencia de la pandemia que vivimos por el Covid-19, se cumplió; sin embargo, López-Gatell nunca imaginó que nuestro país llegaría a estos extremos. Este catastrófico escenario confirma que la estrategia aplicada por el responsable de sacar al país de esta crisis sanitaria no fue la correcta. Hoy, el tiempo muestra la terrible forma en que López-Gatell ha conducido el destino de millones de personas, en el que más de 60 mil, lamentablemente, ya no podrán sumarse al airado reclamo por la falta de profesionalismo y expertise de este médico.
López-Gatell le miente reiteradamente al jefe del Ejecutivo, le miente reiteradamente al pueblo de México y miente para sí, tratando de justificar hacia su propia conciencia que las decisiones que tomó fueron correctas.
Sin embargo, está claro que no fue así; si 60 mil muertes para López-Gatell y para el mundo entero es catastrófico, ¿cómo se le podrá llamar a un escenario donde se acumulen 70 mil, 80 mil, 90 mil o 100 mil decesos? A pesar de esto, la soberbia del subsecretario y su resistencia a la verdad no le permiten ver que, al tiempo, el único responsable por las malas decisiones es él.
Recientemente, López-Gatell insistió nuevamente en que hay una tendencia de descenso de la epidemia en nuestro país y defendió que sólo se apliquen las pruebas para determinar si existe un contagio por Covid-19 a quienes manifiestan síntomas de la enfermedad; esto, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que en México la magnitud de la epidemia está subestimada y señaló como una de las razones, precisamente, el bajo número de pruebas para diagnóstico que se aplican. El organismo internacional explicó que, en nuestro país, los test se limitan a 3 por cada 100,000 personas por día; mientras que en Estados Unidos se realizan 150 por cada 100,000 habitantes.
López-Gatell podrá intentar, como es su costumbre, trasladar culpas a diestra y siniestra; seguirá responsabilizando, como lo ha hecho, al propio pueblo de México argumentando que la fatídica situación es producto de una mala alimentación; como si de esto realmente fuera responsable el propio pueblo. México cuenta con un importante número de personas obesas; de acuerdo con el reporte Panorama de Salud 2019, entre los países que integran la OCDE, nuestro país está por encima del promedio, ya que el 72.5% de los adultos tiene sobrepeso u obesidad, cuando el promedio es de 55.6% en otras latitudes; por lo que respecta a los niños, la cifra llega al 37.7%, cuando el promedio del resto de los países de esta organización es de 31.4%.
Las costumbres alimenticias también son producto de la orientación efectiva que instancias gubernamentales, responsables de la salud pública, deben generar en la población. La alimentación es un asunto de salud pública y hasta hoy López-Gatell tampoco ha hecho una propuesta efectiva para remediar la pandemia de la obesidad y el sobrepeso.
El subsecretario seguirá tratando de exculparse con argumentos de que no dijo lo que dijo, cuando lo dijo, pero que no fue así como lo dijo, para al final expresar su ya típica frase: “Como lo pronostiqué…”. Nada más denostable que la manipulación de la verdad, pero el señor López-Gatell, sumido en el poder que acumula día a día, difícilmente puede darse cuenta de lo mucho que ha dañado al pueblo de México. Hoy pareciera que la lisonja de algunos o el falso reconocimiento de otros le nublan los sentidos y le hacen creer lo que algunos, en tono de broma le han dicho, que es el rock star de la medicina, el Brad Pitt de la 4T. Hoy parece que para López-Gatell la peor crisis de la humanidad es su más grande momento de gloria.