No obstante que la pandemia que vive nuestro país ya logró frenar el proceso democrático de México, postergando dos elecciones programadas para este año en los estados de Coahuila e Hidalgo, y por mucho que se pretenda calcular o dar una fecha aproximada para la conclusión de esta crisis sanitaria, es totalmente incierto pensar en qué momento estará México en condiciones para retomar su vida cotidiana y volver a la normalidad institucional y democrática.
Sin embargo, esta crisis no detiene nuestra vida política y social. Las redes sociales permiten una comunicación efectiva de ciudadanos entre sí, y de actores políticos que buscan complacer a sus electores. La actividad política continúa casi con su ritmo normal, y es común observar cómo muchos actores políticos se muestran en las diferentes plataformas digitales solidarios con su comunidad, otorgando apoyos a los más desposeídos.
Entre actores políticos siempre existen dimes y diretes. El celo, la rivalidad y su propia condición natural por ser adversarios, lleva a muchos políticos a descalificarse entre sí; sin embargo, hoy más que nunca, el pueblo de México necesita de forma tangible el acompañamiento de sus representantes populares y autoridades.
No faltará la crítica, la descalificación y la confrontación; pero, a fin de cuentas, mientras la sociedad civil reciba de forma tangible y efectiva la ayuda necesaria para mitigar la dura crisis que se vive, que sin duda se agudizará, no debe más que reconocerse el compromiso y el trabajo que realizan esos integrantes de la clase política, que hoy, se muestran activos pie-tierra, buscando un acercamiento oportuno con sus comunidades.
En esta etapa se ha visto de todo, desde la entrega de despensas, hasta destinar dietas o salarios por tiempo perentorio para apoyar a quienes más lo necesitan. Muchos argumentarán que es oportunismo, que es incorrecto o inmoral que en estos momentos se “utilice” la crisis para hacerse presentes con el pueblo; pero más aberrante e inmoral es hacer lo contrario, es decir, estar ausentes cuando más se requiere el apoyo para sus representados, y solo verse activos a la hora de entrar a la crítica y la confrontación política.
Recientemente, en el estado de San Luis Potosí, el diputado federal, Ricardo Gallardo, hizo entrega de diversos apoyos a sus comunidades, pero la acción que más se destacó fue la colocación de dos túneles sanitizantes; en el Hospital General de Soledad y en la Clínica 50 del IMSS. Estos nosocomios cuentan con una alta concurrencia de pacientes y, si la pandemia se agudiza, la posibilidad de que el número de infectados se incremente es muy alta; por supuesto, no es nada deseable lo anterior, sin embargo, la prevención es fundamental para evitar mayores decesos.
Estos túneles sanitizantes han sido aprobados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), organismo responsable del gobierno federal para certificar la eficacia de este tipo de implementos, y lo novedoso de esta pandemia, nos obliga a buscar alternativas para librarnos lo más posible del contagio.
Estos túneles fueron colocados para uso de toda la comunidad. La acción sanitizante tiene un sentido colectivo, no selectivo; no busca favorecer a militantes de una u otra fuerza política; no busca precisar si quien los usa, goza de simpatía política o no con el donante, es para todos aquellos que, por necesidad, tienen que acudir a esos hospitales en busca de cura para sus diversos males. Por eso, bienvenido el apoyo del diputado federal del Partido Verde Ecologista, Ricardo Gallardo Carmona.
Diputado federal