A 20 días de que los estados de Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo, Aguascalientes, Durango y Tamaulipas vivan su proceso de renovación gubernamental, las estadísticas electorales se mueven minuto a minuto, anticipando, en muchos de los casos, escenarios no necesariamente predecibles a simple vista.
De acuerdo con las diversas encuestas que recientemente se han mostrado respecto a estos procesos electorales, y si las elecciones así concluyen, el único estado en donde la derecha tiene posibilidades de obtener el triunfo sería Aguascalientes.
Aunque Durango está gobernado por un panista, día a día se cierra más y más el porcentaje de la preferencia electoral entre el candidato de la alianza “Va por Durango”, Esteban Villegas, y la candidata de la coalición “Juntos hacemos historia”, Marina Vitela.
Es importante destacar y reconocer que el petista Gonzalo Yáñez ha generado un importante porcentaje de intención de voto a favor de la abanderada guinda, quien hoy tiene altas probabilidades de ser gobernadora por su estado.
En cada proceso electoral reza un viejo adagio: “Caballo que alcanza, gana”, y en Durango parece éste se habrá de cumplir.
En estados como Tamaulipas, en donde el partido Morena hizo alianza con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), se ha abierto una brecha importante a favor de la izquierda; de forma similar se ha comportado el electorado en Quintana Roo y Oaxaca, y lo que pareciera muy lejano, sobre todo para los priistas, hoy, la izquierda habrá de obtener a su favor Hidalgo.
Los resultados que estamos por conocer en 20 días seguramente deben tener de plácemes al presidente nacional de Morena, Mario Delgado, a quien integrantes de su propio partido le reconocen un trabajo consistente y comprometido en este proceso electoral.
Dicen que la derrota es huérfana y la victoria tiene muchas madres; sin embargo, la figura más representativa que se ha consolidado dentro de los liderazgos de Morena, indudablemente, es la de su presidente, Mario Delgado.
Para algunos partidos, como el de la Revolución Democrática (PRD), sostener su registro es el objetivo central en este proceso electoral, no el perder más y más estados de la república. En el caso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) perder Hidalgo significa terminar con 93 años de hegemonía y poner fin a uno de los bastiones más representativos para ese partido político.
El próximo año, Coahuila y el Estado de México también podrían sucumbir ante la izquierda, lo que colocaría al Revolucionario Institucional en la peor de las posiciones de la última década.
La intensidad de la guerra sucia y laceración para muchos se habrá de reflejar en los dimes, diretes, denuncias y procedimientos abiertos para tratar de contener al adversario; sin embargo, todo parece indicar que no habrá mayores sobresaltos y los estados referidos vivirán un proceso electoral acorde a su propia necesidad democrática.
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