Tras el asesinato de su esposo, en junio de 2021, la candidata de Fuerza por México a la alcaldía de Villa Matamoros, Chihuahua, Gladis Gutiérrez, huyó de la localidad para buscar refugio en un lugar de Estados Unidos. Desde ese sitio, en el que vive bajo un nuevo nombre, ha accedido a relatar una historia de muerte y narcotráfico que revela la madeja de complicidades entre el narcotráfico y autoridades municipales pasadas y presentes.
La historia comenzó en 2019, cuando Fabián Omar Vázquez Hernández, su esposo, accedió a darse de alta en la policía municipal de Villa Matamoros. Muy pronto, Fabián recibió de manos de un compañero, Gerardo Campos Bautista, la orden de ubicarse a las afueras del pueblo para advertir sobre la posible llegada de unidades del Ejército.
Fabián preguntó por qué.
—Obedece y cuenta bien las camionetas.
Villa Matamoros se halla bajo el dominio de Gente Nueva, un brazo armado del Cártel de Sinaloa que dirige en esa zona el narcotraficante Ruperto Salgueiro. El jefe de plaza era entonces Antonio Leonel Camacho Mendoza, El 300 —a quien se involucra en la masacre de la familia LeBarón.
Los sicarios salían en estampida a bordo de sus camionetas, para meterse al monte, cada vez que se acercaba el Ejército. El policía recién reclutado comprendió en lo que se había metido cuando le ordenaron llevar al monte comida para los sicarios. “Ese trabajo no se trataba de cuidar ciudadanos, sino delincuentes”, explica Gladis.
Fabián Omar intentó darse de baja alegando que el sueldo no le alcanzaba. Gerardo Campos Bautista, el agente que tenía línea directa con El 300, le dijo que ya era tarde, que cuidara a su familia, “que se trataba de morir u obedecer”.
Comenzó para Fabián el descenso al infierno. Meses antes de su llegada a la corporación, la desaparición de cuatro jóvenes enfermeros que radicaban en Parral (dos hombres y dos mujeres) había conmocionado al estado. Fabián supo que los enfermeros fueron llevados a Matamoros por la gente del 300, como parte de una oscura historia de trata y narcotráfico. Una de las enfermeras logró escapar y pidió ayuda a una patrulla de la municipal. Quiso la suerte que el tripulante de esa patrulla fuera Gerardo Campos Bautista, quien volvió a ponerla en manos de los delincuentes.
De acuerdo con el testimonio de su esposa, Fabián supo en qué lugar exacto, a las afueras del poblado, habían inhumado a los enfermeros. Le dijo a Gladis:
“No puedo decirte más. Pero si un día desaparezco, aquí es donde me debes buscar”.
“Ellos eran la ley —dice Gladis—. Tenían control total. Gente Nueva usaba la comandancia para encerrar a los migrantes que secuestraba y pedir rescate a sus familiares. Cada semana pasaban camiones con ‘pollos’, y a todos los detenían y a todos los extorsionaban. Tableaban y torturaban a los ‘polleros’ que no pagaban o no cumplían. La protección era tanta que una vez que lo iban a capturar, la presidenta municipal María de los Ángeles Gaucín (del PAN) sacó al 300 del pueblo en su propia camioneta y lo llevó a una pista clandestina para que escapara”.
“Cuando fue el asunto de la familia LeBarón —prosigue Gladis—, sacaron al 300 del pueblo en una ambulancia. Todavía se disculpó: ‘Perdón. Ya les dejé esto muy caliente’”.
Vino una noche en la que Fabián tuvo serios problemas con uno de los hombres del 300, quien por un lío de faldas quiso “levantar” a su hijo mayor. Fabián defendió a su hijo, y se le enfrentó: “Eres hombre con arma y chaleco. Tíralos y a mano limpia”.
Esa noche varias camionetas enviadas por el Chapo Monarrez, lugarteniente de El 300 rodearon su casa. Iban a “levantarlo”. A través de una serie de llamadas a cuñadas, primas, amigas y conocidas, Gladis logró que El 300 le perdonara la vida a su esposo.
Esa noche, Fabián le dijo: “Vámonos a Estados Unidos”.
Más tardaron en decidirlo, en comenzar a buscar la manera de irse, que lo tardó en llegar el mensaje de los narcotraficantes: “Ya supimos en qué andas”. Gerardo Campos le dijo: “Si sigues con eso, una bala en la frente es la que te voy a poner yo. Mejor sigue con tu trabajo”.
Cuenta Gladis que al tercer día llegaron soldados a Villa Matamoros y que los narcos dieron por hecho que Fabián los había denunciado. No hubo manera de esperar, de llevarse a la familia. El policía tuvo que irse solo. Comenzó a trabajar en un restaurante de Wyoming.
La segunda parte del drama comenzó cuando, cerca de las elecciones de 2021, gente del pueblo le propuso a Gladis que se postulara como candidata de Fuerza por México. No aceptó, pero fue Fabián quien le hizo cambiar de opinión. Relata que su esposo le dijo que esa era una buena oportunidad para ayudar a parar todo lo malo que estaba ocurriendo en el pueblo.
“No tengo experiencia ni estudios, pero a veces los humildes se juntan: yo había trabajado en una agencia de visas y había conseguido visas de trabajo para mucha gente. Vi que había apoyo, y que podría tener alguna posibilidad”, dice.
Esa posibilidad la paró en seco El 300. Un hombre con un teléfono fue a tocarle a su casa. Le puso el celular en la mano. “El señor le tiene un mensaje”. El 300 le dijo: “Tienes una hora para abandonar el pueblo”.
Gladis salió en coche con sus hijos. Pero tomó una decisión: poner una denuncia en la fiscalía de Chihuahua.
Cuando Fabián se enteró, le dijo simplemente: “Ahora mismo estoy saliendo para México”. “Pero te van a matar”, respondió ella. Le contestó Fabián: “Yo también voy a declarar. Estoy harto. Voy a hablar, a contar todo lo que vi”.
“En esa declaración dijo todo lo que te he contado a ti, y otras cosas más. Habló, por ejemplo, de cómo fue la junta en que se planeó el asesinato del presidente de la Coparmex, Uriel Ulberto Loya Deister, que ejecutó un sicario apodado El 309 o El Cabezón, para abrirle paso a uno que quería ser gobernador”.
Gladis afirma que tras aquellas declaraciones tendrían protección y apoyo del gobierno. Que podrían volver para que ella retomara su campaña. “Creía que con el ojo de la fiscalía encima ya no iban a hacer relajo”, dice. Alguien le había dicho: “Si regresas a Matamoros ni Dios te va a poder proteger”.
Quedan muchas cosas por explicar. Ella dice que le dijeron: “O te bajas de la campaña o te bajas de la campaña”. Así que se bajó. “No quise hablar de las amenazas para no meterme en más problemas.
Gladis declinó y anunció su apoyo al candidato panista Jesús Enrique Peña… el secretario de Gobierno de María de los Ángeles Gaucín.
“Mi esposo me había dicho: ‘Ahora sí nos vamos’”. Pero el 31 de mayo, recuerda, El 300 fue hasta las puertas mismas de su casa. “¡Mete a las niñas!”, le gritó Fabián. Ella obedeció. Afuera se escucharon seis tiros.
El cuerpo de Fabian traía el tiro en la cabeza que le habían prometido.
El alcalde entrante, Jesús Enrique Peña, nombró como secretario de Seguridad Pública a Gerardo Campos Bautista, que no era otro que el contacto de El 300 con los municipales.
Campos Bautista fue detenido en octubre de 2021 por homicidio. El alcalde que lo nombró, acaba de ser reelegido. El 300 está desde 2022 detenido en Almoloya. El crimen organizado es el nuevo dueño de la casa que Gladis y su familia dejaron abandonada. Ella vive ahora escondida. Es la primera vez que se decide a hablar.