El día de su cumpleaños número 47, el periodista Ricardo López, propietario del portal InfoGuaymas, fue grabado comiendo mariscos en un restaurante. Llevaba una camiseta roja y una gorra roja.
Con esas mismas prendas fue fotografiado su cadáver, poco más tarde, en el estacionamiento del centro comercial Ley Marsella.
Medios locales reportaron el hallazgo de una persona ejecutada, “el cuarto ataque armado en menos de 24 horas, con saldo de 4 fallecidos”.
Se confirmó más tarde que el muerto era el presidente y fundador de la Asociación Metropolitana de Periodistas Independientes de Sonora. En los comercios cercanos se escucharon tiros hacia las cinco de la tarde de ese día (22 de julio): las detonaciones fueron escuchadas por los empleados de una gasolinera cercana, así como por los de una casa de empeños.
Pero en esos casos, “lo que hace uno es esconderse, no salir al mitote”, relató un periodista local. De manera que hasta el momento no hay testigos de los acontecimientos.
Colegas de Ricardo López sostienen que el periodista fue citado en el estacionamiento del centro comercial, tal vez con el pretexto de recibir un presente. Se cree que iba acompañado por otra persona, probablemente quien lo condujo hacia el sitio en que iban a ejecutarlo: una de las dos áreas de estacionamiento con que cuenta el centro comercial.
Los asesinos se llevaron su vehículo, que apareció incendiado en una colonia cercana. Periodistas locales suponen que el siniestro fue provocado para borrar las huellas del acompañante del periodista.
Ocho meses atrás, Ricardo López había responsabilizado de lo que pudiera ocurrirle al comisario de seguridad de Guaymas, el capitán de la Marina Andrés Humberto Cano Ahuir.
En agosto de 2019, siendo aún secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, el hoy gobernador electo Alfonso Durazo presentó un plan destinado a abatir las cifras preocupantes de la violencia en Sonora. Como parte de su estrategia, Durazo anunció que los comisarios de cinco municipios en llamas –Guaymas, Cajeme, Hermosillo, Empalme y Navojoa– serían sustituidos por oficiales, capitanes y coroneles, de la Sedena y la Marina.
Uno de los elegidos fue precisamente Humberto Cano Ahuir.
El nuevo secretario fue grabado poco después en una conversación telefónica con el policía municipal Jesús Eduardo Manjarrez, conocido como El Chaparro Manjarrez. Discutían la resistencia interna que Cano estaba enfrentando.
“Hay unos cabrones que me están brincando”, dijo Cano Ahuir. “¿A quién hay que romperle la madre, agarrarlo, matarlo, lo que se tenga que hacer para que se pongan a temblar y se haga un desmadre en esa pinche organización?”.
El Chaparro Manjarrez mencionó el nombre del policía Remberto Gastélum Barrios, y el de un tal Peña.
“El Peña es uno de los indicados”, dijo.
“¿Y de chingarnos a Remberto?”, preguntó el director de Seguridad.
“También, cómo no”, respondió El Chaparro.
En agosto de 2020 Remberto fue acribillado mientras regaba unas plantas en el jardín de su casa. A pesar del escándalo que la filtración del audio desató, Cano Ahuir se mantuvo en el cargo y, según denunció el propio Ricardo López tiempo después, no se llevó a cabo investigación alguna.
El Blog del Narco Guaymas acusó a López de recibir 15 mil pesos semanales del grupo criminal conocido como La Plaza, al servicio de los narcotraficantes Rafael Caro Quintero y Juan Pablo Quintero Navidad.
En noviembre del año pasado, López respondió airadamente, a través de un video grabado frente a las oficinas de seguridad pública. Acusó a Cano Ahuir de inventar dicho blog: dijo tener pruebas de la policía cibernética que demostraban que El Blog del Narco Guaymas salía de la comandancia:
“Están tachando nuestra imagen, nos están poniendo en riesgo con delincuentes de a de veras… La cuenta es de ustedes, de los marinos que están ahí en la comisaría… Ponen en riesgo a un servidor y a mi familia”.
“Si algo nos pasa –terminó López–, usted va a ser el responsable, así de sencillo”.
La indignación que Ricardo López mostró en el video no bastó para evitar que fuera ejecutado.
Un periodista más, asesinado en el país de la muerte, en un estado carcomido por la violencia criminal más cruda, más grave de su historia.