La tarde del domingo 23 de octubre de 2022 se desató un conato de incendio en la Línea 3 del Metro, a la altura de la estación Viveros. Eran las 16:35. Los usuarios quedaron atrapados durante más de 40 minutos.

El humo se introducía al vagón por las ventanillas y se desataron crisis nerviosas y escenas de desesperación. Una usuaria subió un video a su cuenta de Twitter. Había niños llorando, mientras sus madres intentaban calmarlos.

“Hago un llamado a la jefa de Gobierno –tronó aquella usuaria–. ¿En qué se invierte el dinero del Metro?”.

Aquel fin de semana la jefa de Gobierno acababa de volver de Monterrey, en donde fue arropada por morenistas que tapizaron la ciudad con mantas (“TQM Motomami”, “¡Nuevo León con Claudia” y “Jóvenes con Sheinbaum”), se reunió con morenistas e industriales, y dictó una conferencia magistral en la que habló de la modernización de la Línea 1 del Metro y de la adquisición de 29 nuevos trenes.

Era solo uno de los viajes, en realidad, de los actos de campaña anticipados y, en abierta burla al INE, disfrazados de “conferencias magistrales”, que la jefa de Gobierno de la Ciudad de México había estado realizando durante la segunda mitad del año.

Prácticamente cada fin de semana la jefa de Gobierno dejó la Ciudad de México para promoverse en otras ciudades. El pretexto, casi siempre: el dictado de conferencias magistrales tituladas “Políticas exitosas de gobierno”.

En el mes de agosto, la jefa de gobierno estuvo en Xalapa, Oaxaca, Campeche y Hermosillo. En todos esos sitios, propaganda con su rostro o con la leyenda “#EsClaudia” tachonó bardas y domicilios de personas beneficiadas con los Programas del Bienestar.

Según informes proporcionados a EL UNIVERSAL por el propio Sistema de Transporte Colectivo Metro –específicamente por las direcciones de Transportación y de Mantenimiento de Materiales rodantes–, desde que Sheinbaum tomó las riendas del gobierno de la Ciudad de México en 2018, hasta el mes de agosto de 2022 en que visitó Xalapa, Oaxaca, Campeche y Hermosillo, se habían suscitado 3,708 incidentes en el Metro.

Los problemas más recurrentes tenían que ver con el sistema de puertas de pasajeros (34 de cada 100 casos), pero había también un alto porcentaje de anomalías en el sistema de pilotaje.

De ahí en más, las fallas más comunes se daban en equipos de mando, por causas ajenas a la operación y al material rodante, por fallas en equipos de generación de electricidad y por fallas en equipos de tracción de frenado, entre otras.

No solo eso, entre 2018 y 2020 los pasajeros habían tenido que ser desalojados cada vez con mayor frecuencia: 875 veces en 2018, 915 en 2019, 968 en 2020.

Después del desplome de un tramo de la Línea 12 en mayo de 2021, que dejó 26 personas muertas, dejaron de existir datos sobre desalojos, o bien, según EL UNIVERSAL, los datos ofrecidos no están completos.

En todo caso, de acuerdo con la información existente, durante el gobierno de Sheinbaum y las gestiones de los tres últimos directores del Metro (Jorge Jiménez, Florencia Serranía y Guillermo Calderón), este sistema de transporte tuvo que ser desalojado más de 3,700 veces.

Mientras los problemas se acumulaban, la jefa de Gobierno seguía en campaña. En septiembre visitó Tijuana, Pachuca, Guadalajara y Chetumal. En octubre fue a Tampico, Monterrey, Puebla y Ciudad Juárez (ese mes la acompañó en sus recorridos un cumbiatón lanzado “espontáneamente” desde una cuenta de Twitter: “Es Claudia la más honesta y cumplidora”, “la más cercana a Andrés Manuel, es Claudia”, “la mejor opción para que siga la transformación”).

En noviembre, Sheinbaum estuvo en Puebla, Sinaloa, Tlaxcala, Chiapas y Veracruz. En este último estado, la prensa reportó acarreos desde Álamo, Tantoyuca, Coatzintla, Cazones y Poza Rica.

Desde ese mes, usuarios de redes sociales estuvieron reportando anomalías constantes en la Línea 3: destellos, humaredas, olor a quemado, apagones, trenes detenidos hasta por media hora entre La Raza y Potrero, incluso trenes que debían ser remolcados.

Los viajes no pararon. “#EsClaudia”, “#EsClaudia”, “#EsClaudia”. Durante la última mitad del año, la jefa de Gobierno abandonó su responsabilidad para hacer campaña más de 20 veces.

En diciembre –mientras ella volaba a Mérida, a Tabasco, a Oaxaca– se estuvieron reportando con preocupante regularidad humaredas y olor a hule quemado en diversas estaciones (como Guerrero y Hospital General), así como en el tramo que va de Indios Verdes a La Raza. Siguieron los desalojos y las imágenes en redes de andenes y vagones colmados de humo.

“Yo he sido diputada, senadora, jefa de gobierno y, por supuesto, también quiero ser presidenta de México”, dijo Sheinbaum el 19 de diciembre, durante una de sus “conferencias magistrales”.

Se hallaba en Morelia el sábado pasado, cuando un choque de trenes en el tramo La Raza-Potrero dejó una persona fallecida, gente prensada durante varias horas y más de 100 heridos: el cuarto “incidente” fatal durante su gestión.

Hoy sabemos que en la administración de Sheinbaum los accidentes, los siniestros y percances ocurridos en el Metro se han triplicado, y que al mismo tiempo –según datos de la Cuenta Pública y el Presupuesto 2022 dados a conocer por Juan Ortiz— el presupuesto para el Metro y su mantenimiento disminuyó 17.6% entre 2018 y 2023 (en ese último rubro se registró un subejercicio de 777 millones en cuatro años).

Probablemente, la candidata del presidente seguirá en campaña por todo el país. Pero ahora, además de los fantasmas del Rébsamen y de la Línea 12, comenzarán a seguirla la sombra de la Línea 3 y esa bomba de tiempo que es el Metro.

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