La candidata de Morena, Clara Brugada, canceló ayer a última hora su participación en un foro de seguridad organizado por el Observatorio Nacional Ciudadano a pesar de que había confirmado su asistencia desde hace varias semanas, en el último momento la candidata oficialista avisó que cancelaba su participación, por razones de agenda.
En el foro estaban presentes especialistas de seguridad, de defensa de los derechos humanos, expertos anticorrupción, así como algunos de los medios de comunicación más relevantes.
Brugada dejó ir la oportunidad, que aprovecharon extensamente el emecista Salomón Chertorivski y el aliancista Santiago Taboada, de exponer, de modo largo y tendido, a lo largo de prácticamente dos horas, su plan de seguridad para la capital del país; de responder, además de las preguntas de los asistentes, las realizadas tanto por la directora de México Evalúa, Mariana Campos, como por la especialista Ana María Salazar, y de un servidor.
En términos electorales su ausencia es entendible. A unas semanas de la elección en que se determinará quién será la próxima o el próximo jefe de gobierno de la CDMX, resulta más cómodo y seguro para ella seguir nadando de a muertito hacia la hora señalada, que tomar postura frente a la política de seguridad del grupo político que la llevó al poder en la alcaldía de Iztapalapa.
Fue una lástima. Con su ausencia deja en puntos suspensivos, sin respuesta, lo que podría plantear frente al problema más acuciante para los habitantes de la ciudad, la inseguridad, en caso de resultar favorecida por el voto.
La Ciudad de México tiene uno de los mayores índices delictivos del país. Cuatro alcaldías concentran el número más abultado de delitos: Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza.
Seis de cada diez personas se sienten inseguras en las calles de la ciudad. La percepción de inseguridad aumenta en Álvaro Obregón, Iztapalapa, Xochimilco, Iztacalco, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero.
El robo en todas sus modalidades –a casa habitación, a transeúnte, de autopartes, de vehículos…– es el delito que más lacera a los ciudadanos. En 2023 se abrieron 74 mil carpetas por esta causa, 40% de las cuales se radicaron en Gustavo A. Madero e Iztapalapa.
El robo a negocio ha crecido en Benito Juárez, Iztapalapa, Cuauhtémoc y Coyoacán.
La violencia familiar creció 79% de 2015 a 2023.
2023 es el año con máximos históricos en desaparición de personas. Ese año se registró la cifra más alta desde 2018. Las alcaldías con mayores casos de personas desaparecidas y no localizadas son Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón.
La desaparición de mujeres ha aumentado 12 veces en los últimos cinco años. Ni siquiera es posible tener cifras exactas sobre feminicidio: el caso del asesino serial de Iztacalco ha demostrado que las autoridades no investigan las desapariciones de mujeres y que los feminicidios se descubren por accidente hasta una década después.
El secuestro creció 11% en 2023 y la CDMX es una de las tres entidades en donde se concentran la mitad de estos casos.
Se han abierto 20,182 carpetas por narcomenudeo entre 2019 y 2023, pero las tienditas inundan las colonias y la droga se encuentra en todas partes.
Misteriosamente, mientras las autoridades reportan una disminución en el número de homicidios, se ha registrado un aumento alarmante en el número de muertes por intención no determinada (22%).
En la CDMX, el dominio de las organizaciones criminales comienza a una cuadra de Palacio Nacional y a dos del edificio del gobierno capitalino. A partir de ese punto, la calle Correo Mayor, comerciantes y vendedores ambulantes viven bajo el imperio de la extorsión, un delito que ha crecido 38% y que se concentra sobre todo en tres alcaldías: Iztapalapa, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero.
En el viejo centro, los vendedores ambulantes pagan extorsión según los metros cuadrados que ocupen sus puestos. En otros lugares de la ciudad, la vida nocturna está capturada. En la Central de Abasto y otros mercados ha vuelto a ser una práctica cotidiana.
Las organizaciones criminales que operan en la ciudad tienen nombre y apellido: La Unión Tepito, la Fuerza Anti Unión, el Cártel de Tláhuac, Los Rodolfos, los Canchola, Ronda 88, Los Tanzanios, Los Molina, el grupo de El Güero Fresa, el grupo de El Maestrín y el grupo de Juan Balta, entre otros.
Algunos de estos grupos, con el contubernio de las autoridades, operan desde el año 2000, es decir, desde hace un cuarto de siglo. ¿Cómo piensa Brugada enfrentarlos? ¿Cómo piensa atacar todo esto? Entre otras cosas, ¿qué haría con las policías y las fiscalías?
¿Escucharía a las víctimas, a los colectivos, a la sociedad civil, a los especialistas?
Chertoriviski y Taboada dieron respuesta puntual a estas y otras preguntas.
Ella prefirió no hacerlo. Ya se sabe: lo verdaderamente importante es lo electoral. Y para eso está el debate.
@hdemauleon