En una carta escrita a mano el 13 de septiembre, desde la cárcel de Brooklyn donde aguarda su sentencia, el exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, Genaro García Luna, afirma que existe una vinculación entre el presidente López Obrador y sus operadores con el narcotráfico.
De acuerdo con García Luna, existen audios, videos, fotografías y registros de comunicaciones que prueban dicha relación.
La carta llega a solo tres semanas de que al exfuncionario se le dicte sentencia, luego de que fuera hallado culpable de cinco cargos, entre los que está el de haber recibido sobornos por parte del Cártel de Sinaloa.
Detenido por la DEA en 2019 en Irving, Texas, García Luna culpa al gobierno mexicano de haber proporcionado a los fiscales información falsa para que esta fuera utilizada en su juicio, al lado de “dichos de testigos con antecedentes criminales reconocidos”, escribe.
En el documento de cuatro páginas, que necesariamente tuvo que pasar por los controles del Centro de Detención Metropolitano, García Luna dice que ha vivido 58 meses en condiciones infrahumanas:
“He presenciado homicidios, apuñalamientos y amenazas sistemáticas a mi integridad; fui segregado casi un año a las celdas de castigo sin haber violado alguna norma o falta al reglamento y sin tener un registro de mal comportamiento (…) En dos ocasiones me asignaron compañeros de celda que me grabaron más de dos mil horas, tratando de involucrarme con el narcotráfico…”.
En la misma carta asegura que desde el momento mismo de su detención, y de manera reiterada, le ofrecieron un acuerdo con la fiscalía de Nueva York “para que inculpara con delitos vinculados al narcotráfico” a cambio de estar detenido solo 6 meses, “no a delincuentes-narcotraficantes” sino “a personas e instituciones”.
Todo esto, según dice, “por inducción del gobierno mexicano”.
No aclara García Luna en la carta a qué personas y a qué instituciones se le pidió imputar, “por inducción del gobierno mexicano”. Dice solo que se negó a hacerlo porque se “debilitaría el desarrollo, paz pública y vida institucional del país”, y que “la reacción fue explosiva”.
Apoyado en testimonios del despacho de abogados que lleva la defensa del exfuncionario, Raymundo Rivapalacio refirió hace unos meses que un emisario llevó ante los fiscales estadounidenses una “petición” del presidente López Obrador: convencer a García Luna de que involucrara con el narcotráfico a tres expresidentes, y embarrara a exsecretarios de Estado, exprocuradores, legisladores, periodistas y dueños de medios de comunicación.
A cambio, sostiene el periodista, el gobierno mexicano haría todo lo que Donald Trump quisiera por parar la migración.
Según Rivapalacio, llegaron a ofrecerle incluso a García Luna cinco millones de dólares si se declaraba culpable y llegaba a un acuerdo.
Por las razones que sean, no lo hizo. Optó por pasar los 58 meses de que habla en su carta y el caso es que ahora, en vez de imputar a Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y Felipe Calderón, como esperaban muchos, tomó la decisión de señalar con el dedo al propio presidente López Obrador. ¿Por qué ahora? ¿A cambio de qué? ¿Cuál es el juego de Genaro García Luna? ¿Negoció algo con la fiscalía a solo 26 días de que se le dicte sentencia?
Lo que afirma en su carta, en la que sostiene que hubo faltas al debido proceso y que se le acusa solo con dichos y falsos testimonios y sin ninguna prueba, puede quedar en segundo plano. Lo relevante es que ese documento se alinea con la carta de El Mayo Zambada dada a conocer el 25 de julio, la cual exhibe las relaciones del gobierno de Sinaloa con el narcotráfico, y sobre todo, con las señales que el gobierno estadounidense ha estado enviando a lo largo de este año: se le perdió totalmente la confianza al gobierno de AMLO y se investigan incluso los nexos con la delincuencia organizada de un nutrido grupo de gobernadores, legisladores, funcionarios y dirigentes políticos de Morena.
López Obrador avaló los métodos con que García Luna fue declarado culpable. Con esos mismos métodos, cuando ya se ha hecho patente el enfriamiento de las relaciones con Estados Unidos, su gobierno va a ser juzgado.
No llega por casualidad la carta de García Luna.