Francisco Javier Rodríguez Hernández fue aprehendido en las inmediaciones de Cuernavaca, Morelos, en diciembre de 2015, llevando encima armas de uso reservado. Un juez lo liberó poco después. Durante los tres años siguientes cayó en manos de las autoridades tres veces más; la última consignación ocurrió el 20 de julio de 2018. La razón: “resistencia a particulares”.
A diferencia de la primera vez, llevaba una escolta formada por exmilitares.
Tampoco esta vez permaneció mucho tiempo tras las rejas. Un mes después su nombre apareció en una narcomanta abandonada frente al IMSS de Plan de Ayala. Se le mencionaba con los sobrenombres de “Frank”, “XL” y “El Señorón”. El resto de ese año “XL” o “El Señorón” fue mencionado en dos narcomantas más, firmadas por El Comando Tres Letras Gente Nueva.
El 3 de noviembre, una llamada informó que había hombres armados en el bar La Pecera, propiedad de Francisco Javier Rodríguez Hernández, y se disponían a salir a Jiutepec para atentar contra elementos de la policía.
El 8 de febrero, el nombre de Rodríguez Hernández volvió a aparecer en un mensaje de amenaza, junto a la cabeza de un hombre que había sido salvajemente golpeado y que fue abandonada en la colonia Bella Vista de Cuernavaca.
A lo largo de 2019, narcomantas colocadas en diversos puntos de Morelos revelaron la existencia de una guerra entre el grupo de “XL” o “El Señorón” y otras células. El 28 de febrero el nombre de este personaje apareció junto a dos personas sin vida, cuyos cuerpos fueron hallados en Huitzilac. En los meses que siguieron, cadáveres, restos desmembrados y mensajes aparecieron en Tetecala, Temixco, Puente de Ixtla, Jiutepec, Ocuilán, Xochitepec y Emiliano Zapata, entre otros municipios.
En todos ellos, el personaje central era “El Señorón”. Las mantas señalaban los nombres de sicarios y lugartenientes de Rodríguez Hernández: La Gárgola, El Pillo, El Gemelo. Entre los más relevantes se hallaba Jorge Arturo Zamarrón, El Maytuli, presunto jefe de célula al servicio de “XL”.
En diversos mensajes apareció también el nombre de José Manuel Sánz, cercano colaborador del gobernador Cuauhtémoc Blanco, al que la Unidad de Inteligencia Financiera investiga por supuestos desvíos millonarios, y al que las mantas acusaron de proteger al “XL” y a “El Maytuli”.
El 29 de diciembre de 2019 se escucharon cerca de 30 disparos en la colonia Los Tulipanes. La policía halló un cuerpo desmembrado y estas líneas: “Soy El Gemelo. Esto me pasó por andar cobrando piso por órdenes del Señorón, XL o Frank. Atte. Cártel Nuevo”.
“El Señorón” fue ubicado como propietario de bares de Cuernavaca relacionados con la venta de droga y el lavado de dinero. A su grupo, las organizaciones rivales le llaman “Los Colombianos”. Se les acusa de la ola de extorsiones y “cobros de piso” entre comerciantes y rutas dedicadas al servicio público de pasajeros que azota varios municipios de Morelos. Se les acusa de controlar, también, el “llamado gota a gota”.
Francisco Javier Rodríguez Hernández es considerado un objetivo prioritario de la Mesa Estatal de Coordinación, formada por fuerzas estatales y federales. Hace unos días, a plena luz del sol, despensas que llevaban impresas su sobrenombre fueron repartidas a unas calles de la oficina del gobernador Blanco.
Este 14 de abril, hombres armados enfrentaron a la policía estatal en el municipio de Temixco. Se desplegó un operativo en el que tomaron parte la Comisión Estatal de Seguridad, la FGE, la Sedena y la Guardia Nacional. Todo culminó con la detención de Jorge Arturo Zamarrón, El Maytuli, quien tenía en su poder una credencial metálica que lo acreditaba como asesor del senador priista Ángel García Yáñez. Para evitar su detención, El Maytuli había bajado del Tsuru en que viajaba con un AK-47. Abrió fuego contra las fuerzas de seguridad, pero fue aprehendido al lado de seis cómplices.
Reportes de inteligencia indican que tras la detención en agosto pasado de Santiago Mazari Miranda, El Carrete, líder de Los Rojos, estalló una pugna entre las células huérfanas de esta organización criminal, y el Cártel Jalisco Nuevo Generación, que actúa en alianza con los Guerreros Unidos.
Detrás de la violencia, debajo de la sangre, hay un mar de fondo en Morelos.