El 31 de enero de 2020 Óscar Andrés Flores Ramírez, El Lunares, líder de la Unión Tepito según las autoridades, fue detenido en un fraccionamiento de Tolcayuca, Hidalgo.
La Marina lo había ubicado en varias casas de seguridad de aquel estado. En la Ciudad de México, Flores Ramírez se movía a bordo de una motoneta a fin de pasar inadvertido, aunque un equipo formado por una decena de “halcones” armados solía seguirle los pasos.
En un operativo fallido, destinado a capturarlo, la policía había encontrado un altar de santería con cráneos humanos. Una fuente de la Secretaría dijo que El Lunares había ordenado los asesinatos de varias personas, “para usarlos como ofrenda”.
Según un documento elaborado por la subsecretaría de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, El Lunares sigue ordenando desde la cárcel las actividades de lo que queda de la Unión en tres colonias de la alcaldía Cuauhtémoc: Centro, Peralvillo y Morelos, así como en calles de Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Benito Juárez, Coyoacán, Tlalpan, Miguel Hidalgo y Azcapotzalco.
En el documento citado se lee que las operaciones del grupo criminal se han visto “fuertemente afectadas”. El Lunares delegó el mando entre varios integrantes de su círculo familiar, quienes tomaron el control de la venta de droga, la extorsión, el secuestro, el “cobro de piso”, la invasión de predios y el robo a negocios.
El mando quedó a cargo de Brandon Alexis Flores Ramírez, alias El Junior; de Alejandro Kuhliger Flores, El Tío; de Dionisio Flores Valle, Nicho, y de Olga Lidia Ramírez Godínez.
Todos ellos retomaron “el control de la venta y distribución de droga a gran escala”, almacenaron la droga “para su distribución”, prepararon las dosis “para su venta a narcomenudistas”, administraron los recursos de la organización e intentaron “coaccionar a las autoridades con la finalidad de favorecer los procesos legales” de Brandon Alexis (detenido en mayo del año pasado) y el propio Lunares.
De acuerdo con la SSC, el enlace de El Lunares con el exterior era su padre, “principal gente de confianza y operador logístico y financiero”.
El grupo dirigente de lo que quedaba de la Unión Tepito fue detenido entre mayo del año pasado y febrero del año en curso. Las investigaciones de la subsecretaría de Inteligencia advierten que la facción que sigue operado en el corazón de la ciudad está a cargo de Eduardo Ramírez Tiburcio, El Chori.
Como lo comenté en la entrega de ayer, el jefe de sicarios de El Chori es Fernando Contreras Martínez, apodado El Barbas.
Se sabe que tras la caída de El Lunares, una célula a cargo de José Luis Méndez Ríos, El Chila, se negó a actuar bajo las órdenes de El Chori. Aunque El Chila fue aprehendido en mayo pasado, de esta disputa proceden algunas de las ejecuciones que en los últimos meses han ensangrentado las calles del centro.
Según las labores de inteligencia, la Unión Tepito entró en un proceso de atomización y tuvo que recurrir a una serie de “alianzas estratégicas” para sobrevivir y mantener el control.
En la zona poniente de la ciudad opera el grupo conocido como Los Malcriados 3AD, que dirige Lenin Jonathan Canchola Martínez. Sus actividades giran en torno al secuestro y la extorsión. Y también: la invasión de predios, y la venta y distribución de drogas. Según el reporte, Canchola distribuye droga de la Unión Tepito y “mantiene vínculos con servidores públicos de la alcaldía de Cuajimalpa”. Sus principales operadores son sus familiares, e incluso delega actividades en algunas de sus parejas sentimentales.
Al oriente la alianza es con la organización delictiva de Juan Carlos Maldonado Amador, apodado Juan Balta. Desde prisión (fue aprehendido en agosto de 2018 en Quintana Roo y se encuentra dentro de un penal federal), Balta dirige actividades delictivas en Iztapalapa e Iztacalco, “de igual manera mantiene el control de diversos centros penitenciarios, en los que extorsiona y dirige el tráfico de drogas en diversos reclusorios”.
En La Merced y la Central de Abastos la alianza es con la familia Zapotitla Fierro, se lee en el documento, cuyos líderes visibles son Alejandro Zapotitla Fierro y Jony Zapotitla Fierro.
A esta familia se le relaciona con el escándalo de la “lotería sexual”, conocida también como “la rapidita”, que se dio a conocer en 2019 y en la que supuestamente se rifaba a mujeres extranjeras de origen sudamericano: giro que dejaba a sus líderes una ganancia de hasta 400 mil pesos diarios.
Un puñado de familias controla la venta de droga en la ciudad.