En el camino que lleva al centro de readaptación social de Ecatepec apareció un hombre cortado en tres pedazos. Por un lado dejaron los glúteos y las piernas, a unos pasos el torso, más allá, la cabeza y los brazos.
Al lado había una narcocartulina. Estaba dirigida al personal de seguridad de ese centro penitenciario y amenazaba a un grupo de “vendegramos” de los módulos 1, 3 y 6. Entre ellos figuraban Víctor Abel Valdez Torres, conocido como El Viejón, Miguel Ángel Rivera Zamora, alias El Goma, así como Edwin El Boricua.
“Pagarán”, decía la narcocartulina. La firmaba El Rey Apache. Esto sucedió a mediados de julio de 2018.
Víctor Abel Valdez Torres, El Viejón, había ingresado al penal de Chalco el 2 de mayo de 2012. Se le acusaba de homicidio en grado de tentativa. Fue identificado como un peligroso operador en el Estado de México de La Familia Michoacana. Por razones de seguridad, en julio de 2013 se decidió su traslado al penal de Ecatepec, ubicado en Santa María Chiconautla.
Según un reporte de inteligencia penitenciaria consultado por el columnista, El Viejón, conocido también como El Michoacano, controló en poco tiempo los negocios principales dentro de este centro: la extorsión y la venta de la droga.
Se apoderó en poco tiempo del Módulo 1, a través de un operador apodado El Vampiro. El Módulo 3 quedó a cargo de su mano derecha, Héctor Manuel Raya, conocido como El Apache. Al frente del 4 estuvo Raúl Pérez, El Pecas —quien luego se volvió su enemigo. Los módulos 5, 6 y 8 fueron dominados por Juan Daniel Moreno, Michigan; Miguel Ángel Rivera, Goma; y Luis Ángel García, Cabezas.
Las disputas que El Viejón inició en Chiconautla culminaron con el traslado a otros centros federales, por razones de seguridad, de los internos que se le opusieron, entre ellos, Leopoldo Michelle González, líder de grupos dedicados al robo de vehículos en el Edomex, a los que las autoridades han identificado como Los Etiquetas, Los Rasos y Los Muppets.
Mediante el soborno, la violencia y la intimidación, El Viejón logró que su red abarcara a un conjunto de custodios y funcionarios del penal.
Las autoridades de seguridad del Estado de México convienen en que Chiconautla es un penal que no debería existir.
Tiene una capacidad instalada para albergar a 1,773 personas privadas de la libertad. Pero en la actualidad alberga a 5,475. El hacinamiento, y los conflictos que trae consigo, son indescriptibles.
El de Chiconautla es el centro de readaptación más sobrepoblado del Estado de México. Le siguen Neza Bordo, con 4,496 internos; Santiaguito, con 3,639; y Chalco, con un total de 3,139.
La capacidad de Neza Bordo le permitiría albergar a 1,834 personas, la de Santiaguito no admitiría más de 2,197. La capacidad del penal de Chalco permite vivir en condiciones más o menos decorosas a 557 personas (en él habita seis veces ese número) 2,592 elementos, con salarios de miseria, componen la fuerza de custodia penitenciaria. Y deben repartirse entre los 22 penales que hay en el Edomex.
Victor Abel Valdez Torres, El Viejón, fue preliberado el 5 de abril pasado. Según el reporte de inteligencia consultado, “continúa controlando la venta y la distribución de droga al interior del CPRS Ecatepec y se encuentra al mando de un grupo de poder al interior del penal”. Diversos servidores públicos “lo mantienen informado sobre los movimientos y decisiones que ocurren dentro del centro”.
El 5 de noviembre, 11 de sus más cercanos colaboradores fueron trasladados a diversos centros preventivos. Valdez Torres intentó organizar un motín en las afueras del penal. No lo consiguió. Hoy se mueve en las calles con entera libertad.
El papel que El Viejón jugó en Ecatepec, lo juega Iván Miramontes, alias Balú o El Cachetes, en el centro de readaptación social de Chalco. Miramontes es un exjefe de plaza de Los Caballeros Templarios. Fue recluido por homicidio. Desde el interior del penal coordina la venta de droga en calles del Edomex, así como el cobro de piso a diversos establecimientos del Valle de Chalco.
La célula criminal de Miramontes recibe protección de policías ministeriales y municipales de la zona oriente del Estado de México. Hasta hace poco recibía también, según el reporte de inteligencia, la protección del presidente municipal de Valle de Chalco, Francisco Fernando Tenorio Contreras, quien fue recientemente asesinado.
La mayor parte de la violencia que azota las calles viene de allá: del interior de las cárceles. Las culpas se reparten, sin embargo, entre los diversos niveles de gobierno: se trata de un tema al que a nadie le gusta mirar.
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