Desde una cuenta de reciente creación, se “filtró” ayer una supuesta llamada telefónica del jefe de gobierno Martí Batres:

“Oye, la candidata me pidió dejar de apoyar a Clara. Ya me pasaron cómo salió en la encuesta y sí va muy abajo, ¿no?, pero tenemos dos semanas para bajar a Omar por el tema de género… eh… Yo ya le dije a Dani que le siga pegando Hernán, con Viri, y a ver si saca algo más Ana, porque lo último del Mini Lic nomás no pegó.

“Hay que seguir creciendo a Clara y no soltar la campaña contra Omar en redes y seguir sacando encuestas que pongan empate y mover todo lo que le ha pegado en redes. Y no me malentiendas por favor, no es que no quiera hacerle caso a la jefa, ¿eh? Es que creo que no está viendo las divisiones ni el panorama completo desde la ciudad. ¿Me confirmas de enterado, por fa?”.

En tiempos en que la inteligencia artificial está siendo empleada como parte de las guerras mediáticas, la autenticidad de la supuesta filtración fue negada de inmediato por Martí Batres: “Aclaro que es totalmente falso. Nunca he hecho tales afirmaciones”, expresó el mandatario.

La misma “filtración”, por otra parte —en vista de la andanada mediática a que ha sido sometido en las últimas semanas el candidato puntero en las encuestas— hizo que personajes del círculo cercano de Omar García Harfuch levantaran la ceja: la supuesta llamada recoge un conjunto de medias verdades que flotan en el seno del partido oficial y lo mantienen en un estado de ebullición que cada día va en aumento.

Batres había desmentido ayer mismo, luego de que el Partido Verde Ecologista amagara con deslindarse de Morena si no se optaba por García Harfuch como su candidato a la jefatura de gobierno, que existiera división alguna dentro del partido. Descartó incluso la posibilidad de una ruptura. Negó la división entre “radicales” y “moderados”.

Todo lo contrario a lo que han estado advirtiendo analistas y plumas afines al obradorismo, para quienes la grieta dentro de Morena ya existe y se ha expresado de diversas formas en contra de la candidatura del exsecretario de seguridad pública de la capital.

El 24 de octubre “la coordinadora nacional de la defensa de la cuarta transformación”, Claudia Sheinbaum recibió el revés más serio desde que inició hace más de un año su campaña por la Presidencia de la República.

Ese día, en un acto programado en el Estadio Azul, en el que iba a firmarse un supuesto Acuerdo por la Unidad, la unidad se rompió.

A tres horas de la llegada de los primeros acarreados a bordo de camiones y microbuses procedentes de diversas alcaldías, el estadio azulgrana no se había llenado ni siquiera a la mitad.

Una hora y media después del momento planeado para la aparición pública de Sheinbaum, el presidente nacional de Morena y el líder del partido en la CDMX se vieron obligados a cancelar “el encuentro masivo con la militancia”. Sheinbaum se encontraba en el estadio, pero se negó a salir.

Con voz de funeral, el presidente de Morena en la capital del país tuvo que reconocer que “mucha gente que quisiera estar aquí no se enteró”.

Dentro de las filas mismas de Morena comenzó el reparto de culpas. Se difundió una lista de los responsables del acarreo en cada alcaldía, así como del número de acarreados que cada uno de ellos se había comprometido a llevar. En esa lista estaban los “radicales” y los “moderados” que según Batres no existen en el partido.

Pero sobre todo, acompañando las fotografías del estadio vacío, se culpó del primer gran fracaso de la candidata a Omar García Harfuch: se le tachó como responsable de “la desmovilización” de Morena.

La devastadora llegada del huracán Otis restó visibilidad a aquel fracaso: de algún modo jugó a favor de Claudia Sheinbaum.

Aquel acto fallido era, sin embargo, un eslabón más en la cadena de rebeliones internas en contra de la postulación de García Harfuch: desplegados, entrevistas concedidas a sus críticos, intensa campaña en redes sociales, revelaciones sobre su pasado y sus supuestos nexos con el crimen organizado, avalancha de publicaciones destinadas a demostrar la inviabilidad ideológica y moral de su candidatura: la imposibilidad de que atrajera el voto opositor, que Morena necesita para ganar la ciudad.

La llamada “filtrada” de Batres puede ser falsa. Mucho de lo que ahí se dice es real. Lo saben las dos partes. La fecha clave en que se dará a conocer la candidatura de Morena se aproxima y la fractura puede convertirse en grieta: está en el ADN de las tribus.

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