Un video captado por una cámara de vigilancia el 6 de octubre de 2024, a las 4:39 de la tarde, muestra el momento en que un motociclista y el hombre que conducía la camioneta que transportaba el cadáver del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, fueron a abandonar el cuerpo desmembrado de este en un callejón solitario ubicado al oriente de la ciudad.
El hombre que conducía la motocicleta de color negro, y abría paso a la camioneta, dobló de pronto en la calle Moctezuma, en la colonia Villa del Roble, donde el cadáver del alcalde fue localizado minutos más tarde.
La camioneta, en la que Arcos Catalán había salido esa mañana completamente solo para sostener “una reunión específica” en la localidad de Petaquillas, dobla en Moctezuma instantes más tarde.
Unos 30 segundos después, ambos conductores se alejan del lugar: habían tenido tiempo suficiente para colocar la cabeza decapitada de Arcos en el toldo de la unidad.
A mes y medio del homicidio que sacudió a México entero, información en poder de autoridades estatales y fuentes de seguridad revela que antes de tomar posesión del cargo, y bajo la amenaza de que de otro modo no lo dejarían gobernar, Arcos Catalán aceptó entregar las secretarías de seguridad y de finanzas al grupo criminal de Los Ardillos.
Como había ocurrido en otros encuentros con políticos locales, Celso Ortega, el líder de Los Ardillos, situó cámaras escondidas en las que quedó grabado el acuerdo.
La secretaría de seguridad fue entregada al capitán Ulises Hernández, exdirector de las Fuerzas Especiales de la Policía Estatal. En su primera reunión de trabajo, Hernández amenazó a los policías, anunció una purga en la corporación y avisó de la llegada de nuevos mandos procedentes de zonas controladas por Los Ardillos.
Esa fue la causa por la que Los Tlacos lo asesinaron minutos después de abandonar la reunión.
Es público que luego del asesinato Arcos anunció que pediría a la federación que nombrara un nuevo secretario. Los Ardillos leyeron esto como una traición y, de acuerdo con la investigación, con la amenaza de hacer públicos los videos lo citaron a una reunión en uno de sus bastiones.
Arcos acudió sin escoltas, como lo había hecho en otras ocasiones. Tenía la esperanza de llegar a un nuevo arreglo. Antes de las 3:15 hizo dos llamadas para informar de la reunión.
El video que acompaña a esta columna muestra que a las 4:39 su cuerpo desmembrado, no solo decapitado, estaba a punto de ser abandonado en Chilpancingo.
En ese instante pasó prácticamente inadvertido un detalle: los asesinos habían dejado el celular del alcalde en la camioneta. Ahí estaba el registro de llamadas y mensajes que había sostenido con Los Ardillos, de acuerdo con los datos arrojados por la investigación. Habían abandonado el teléfono con la intención de que fuera encontrado, y como un mensaje dirigido al gobierno.
El lugar del alcalde asesinado fue ocupado por Gustavo Alarcón Herrera, quien anunció que como encargado del despacho en la secretaría de seguridad, por un acuerdo entre los gobiernos estatal y municipal, quedaría otro militar: Germán Reyes Reyes.
Reyes Reyes fue detenido hace unos días, acusado de haber asesinado a Arcos Catalán.
Según la investigación, este militar, que llegaba desde la fiscalía del estado, donde había fungido como fiscal de delitos graves, fue una asignación directa de Los Ardillos al nuevo alcalde, Alarcón Herrera. Estaba involucrado con dicho grupo criminal desde tiempo atrás, pero autoridades estatales consideran que se trata en realidad de un chivo expiatorio: colaboraba con Los Ardillos, pero no mató a Arcos Catalán. Según una versión, el día del homicidio se hallaba en la Ciudad de México. El testigo que lo señaló como responsable del crimen ꟷun vendedor de dulces que dijo haber oído una conversaciónꟷ fue asesinado unos días más tarde.
Las fuentes consultadas dicen que la impunidad de que gozan Los Ardillos procede de la videoteca que está a su disposición, y en la que desfilan desde altos personajes de la 4T hasta humildes presidentes municipales y otras autoridades del estado.
Las mismas fuentes afirman que los mayores cómplices del grupo criminal son en realidad quienes no han aparecido nunca en uno de esos videos.