El 30 de mayo pasado se reportó la localización de una Chevrolet Colorado de color blanco sobre la carretera Culiacán-Mazatlán, a la altura del panteón Jardines del Humaya. El vehículo presentaba más de 30 impactos de bala en el cofre, el parabrisas y el costado izquierdo de la carrocería.

En el asiento del conductor se hallaba un hombre destrozado, con lesiones en la cabeza y el cuerpo. Dos familiares lo identificaron como Eliseo Imperial Castro, conocido como El Cheyo Ántrax o El Soldado.

Era sobrino del líder del Cártel del Pacífico, Ismael El Mayo Zambada.

Según testigos, Imperial Castro iba huyendo del grupo armado que lo mató.

Se trataba del último líder de los Ántrax, el brazo armado del Mayo Zambada. Operaba al sur de Sinaloa y se hallaba confrontado a muerte, por el control de Culiacán, con los hijos del Chapo Guzmán, conocidos como Los Menores o Los Chapitos.

Los Ántrax se encargaron de la seguridad de El Mayo y de su familia durante años. Eliseo Imperial había sido escolta de su primo, Ismael Zambada Imperial, apodado El Mayito Gordo –al que el gobierno estadounidense liberó en San Diego, California, en 2022, tras hacerle pasar casi una década en prisión.

Desde 2014, un tribunal de California había formulado cargos contra El Cheyo Ántrax por tráfico de cocaína, mariguana y metanfetaminas. Se le acusaba de recibir de Asia insumos para elaborar metanfetaminas y fentanilo, y coordinar el traslado de cargamentos al otro lado de la frontera. Desde 2016 formaba parte de la lista de narcotraficantes de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, OFAC, una oficina del Departamento del Tesoro.

Su asesinato puso a los tres órdenes de gobierno en estado de alerta. La magnitud de este homicidio pareció anunciar la inminente llegada de acciones violentas por parte del grupo de Zambada.

Hace unos días, la DEA reveló que el líder del Cártel del Pacífico se encuentra consumido por la diabetes, que le ha provocado graves daños en varios órganos y lo mantiene privado de la vista y totalmente alejado de la actividad criminal.

La ejecución del Cheyo Ántrax pegó directamente en la estructura del Cártel del Pacífico, que según fuentes de inteligencia ha quedado a cargo del único hijo de El Mayo Zambada que nunca ha sido aprehendido (los otros tres, Vicente, Ismael y Serafín han pasado largas temporadas en la cárcel) y cuya foto fue publicada por la DEA en junio de 2023: Ismael Zambada Sicairos, alias El Mayito Flaco.

Zambada Sicairos, con apoyo de operadores de alto nivel —Sergio Valenzuela Valenzuela y Alfonso Limón Sánchez—, sería el dirigente de la guerra que este cártel sostiene contra los hijos de El Chapo, en una de cuyas vertientes figura la filtración de las actividades del grupo rival a autoridades federales.

De acuerdo con fuentes de inteligencia, la cadena de operativos, decomisos y detenciones que se ha registrado en Sinaloa durante los últimos meses proviene de información generada por los propios cárteles.

Sinaloa ocupó la atención de los medios el pasado 23 de junio, unos días después de la ejecución de El Cheyo Ántrax, cuando se desplegó un operativo militar en la sindicatura de Eldorado, a media hora de Culiacán.

Esa madrugada helicópteros con las luces apagadas sobrevolaron el poblado donde se refugiaba Raúl Alberto Carrasco Lechuga, El Chore, considerado una “pieza clave” para la organización que encabeza Archivaldo Guzmán Salazar, uno de los hijos de El Chapo (fue incluso su jefe de seguridad).

Un nutrido tiroteo despertó a los habitantes de Eldorado. Tras un enfrentamiento que duró más de 40 minutos, seis hombres y un adolescente que se habían refugiado en un almacén en el que había tráileres y camionetas de colección (los primeros, empleados supuestamente para el trasiego de enervantes), fueron abatidos por los militares.

Entre estos se hallaba el objetivo principal de aquel operativo: Carrasco Lechuga, El Chore. (Tras su muerte circuló en redes su corrido, que incluye estas líneas: “Está de más decir que somos gente de Archivaldo, me dicen Chore y más de cien plebes traigo al mando…”).

Se informó más tarde que El Chore había jugado un papel crucial en el llamado “segundo Culiacanazo”, ocurrido en 2023, que culminó con la detención de Ovidio Guzmán: a él le había tocado coordinar los narcobloqueos tendientes a impedir la detención del hijo de El Chapo.

En los últimos días se reportó el aseguramiento de varios narcolaboratorios, en uno de los cuales se aseguraron dos mil kilos de metanfetaminas, así como diversos precursores químicos. Trascendió también la detención en Culiacán de Rey David Santiago Vargas, quien se había fugado de la cárcel el día del primer Culiacanazo, ocurrido en 2019, y quien operaba para Los Chapitos desde la colonia Miguel Hidalgo de esa ciudad.

Hay una guerra sorda en Sinaloa. Se trata de ajustar cuentas y de ocupar el vacío dejado por El Mayo.

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