“Zeus”, un testigo protegido de la Fiscalía General de la República, reveló en una audiencia celebrada el lunes que en el sexenio de Enrique Peña Nieto se empleó el software Pegasus para espiar a empresarios como Carlos Slim y Germán Larrea, y a periodistas como Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola.

“Zeus” trabajó en la empresa Proyectos y Diseños VME, subsidiaria del grupo empresarial KBH, una de las proveedoras de Pegasus en México, propiedad del empresario Uri Emmanuel Ansbacher Bendrama.

Según el testigo, en 2015 el dueño de la empresa le ordenó enviar a las oficinas del Cisen cierta información que venía encriptada en una USB. “Zeus” dijo que abrió el archivo por error y encontró un Excel en el que venían los nombres de “periodistas, empresarios y ciudadanos conocidos”.

El Excel contenía audios, videos, imágenes, textos… La información telefónica de medio México.

El testigo señaló a un trabajador de la empresa, Juan Carlos García Rivera, como la única persona que recolectaba esta información. Afirmó que había visto a García Rivera infectar aparatos con Pegasus, y dijo que “los objetivos” sujetos a espionaje eran ordenados por Miguel Ángel Osorio Chong, entonces secretario de Gobernación, por el titular del Cisen, Eugenio Imaz, y por el propio presidente de la República.

“Zeus” dijo haber atestiguado el momento en que estos personajes hacían solicitudes de intervención al empresario Ansbacher Bendrama. A Peña, dijo, lo identificaban como “El Patrón”; a Osorio, como el “Jefe”. Según “Zeus” solo Peña y Osorio hacían estas solicitudes. Y los resultados del espionaje eran entregados en casa de Imaz, en Las Lomas de Chapultepec.

“Zeus” dio que se enteró de muchas de estas cosas “porque sabe hebreo”.

A pesar del revuelo que causaron sus declaraciones, hay algo en la historia que suena absolutamente, completamente delirante.

¿Imaginan a Peña Nieto llamando por teléfono, ¡él mismo!, cada vez que se le antojaba o necesitaba intervenir las comunicaciones de alguien? ¿“El Patrón” llamando una y otra vez hasta lograr que medio México fuera espiado? Incluso la idea de Osorio Chong llamando personalmente al empresario parece ridícula.

El supuesto Excel cargado de nombres es solo una lista que nadie sabe de dónde salió. En ninguna de las inspecciones realizadas por la FGR ha aparecido otra evidencia de su existencia que la supuesta lista presentada por Zeus.

Mucho menos hay indicios de los audios, las fotografías, los mensajes de texto de los que habla.

Debido a las declaraciones de este, sin embargo, el responsable de soporte técnico de Proyectos y Diseños VME, Juan Carlos García Rivera, lleva dos más de dos años detenido por el delito de intervención ilegal de comunicaciones.

Zeus lo acusó de haber infectado, directamente, el teléfono de la periodista Carmen Aristegui.

Los abogados de García Rivera aseguran que el supuesto autor del espionaje era en realidad un empleado de nivel medio que difícilmente habría podido tener acceso a tan delicada información.

García Rivera se ha declarado inocente durante todo el tiempo que lleva preso. En septiembre pasado, como lo narré aquí, sus abogados me dijeron que en ninguna de las 30 mil páginas que contiene la carpeta del caso existe otra cosa que lo acuse. Nada, salvo las declaraciones de Zeus.

El espionaje a Carmen Aristegui, sin embargo, está plenamente demostrado. La Universidad de Toronto comprobó que su teléfono fue atacado en más de 20 ocasiones: Citizen Lab sostuvo que “una entidad del gobierno mexicano” fue responsable de estos ataques.

No existe la menor duda de que el gobierno de Peña Nieto espiaba.

¿Pero fue Aristegui la única espiada?

Por supuesto que no. En el sexenio anterior se dio un espionaje en masa. Muchos en México estaban al tanto de eso. Quienes lo sufrimos, lo fuimos comprobando poco a poco.

La infección del teléfono de Aristegui ocurrió cuando el titular de la Agencia de Investigación Criminal era el controvertido Tomás Zerón, y cuando al frente de la Procuraduría General de la República se hallaba Arely Gómez.

El software se operó desde 2014 en las oficinas de la PGR. Tres años más tarde fue enviado a la Unidad de Investigaciones Cibernéticas y Operaciones Tecnológicas, UICOT.

Hoy por hoy, solo un empleado de nivel medio ha sido detenido. En la PGR, sin embargo, todos conocían el nombre de los funcionarios que operaban Pegasus. Hoy todos ellos gozan de la más completa impunidad. Sucede lo mismo con quienes tuvieron el software espía en sus manos de 2017 en adelante.

Aristegui fue espiada tras la publicación del reportaje sobre la Casa Blanca. Evidentemente, una orden que llegó de arriba ordenó esa intervención. Todo indica que Juan Carlos Rivera es un chivo expiatorio. Todo indica que hay un mundo de información que se mantiene oculta. Esa es la que hay que encontrar.

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