El Gary, el joven sicario de 18 años que hace unas semanas atentó contra la lideresa y diputada local Diana Sánchez Barrios, fue reclutado por la Unión Tepito desde que tenía once años de edad. Había presenciado la manera en que dos miembros de esa organización, El Elvis y El Huguito, ejecutaron desde una motocicleta a una mujer en el rumbo de Santa Catarina.
O al menos, eso contó a sus vecinos cuando aún no sospechaba que algunos años más tarde iría a bordo de una motocicleta, con una pistola humeante encajada en el cinto.
Como se sabe, la Unión Tepito engrosa sus filas con adolescentes que viven en las calles del Centro. Según reportes de la fiscalía capitalina, les proporcionan armas de fuego y motocicletas, para involucrarlos en actividades delictivas.
Uno de los líderes más antiguos del grupo, Eduardo Ramírez Tiburcio, El Chori, detenido en marzo pasado y asociado a los años en que la Unión Tepito sembró la peor oleada de terror en la capital del país a través de asesinatos, descuartizamientos y ejecuciones masivas, tenía entre otras encomiendas la del reclutamiento de jóvenes vendedores de droga y sicarios.
Fue probablemente el encargado de reclutar al Gary. En todo caso, el joven sicario quedó bajo las órdenes de El Elvis y El Huguito. Algunas de las andanzas del Gary son bien conocidas en el Centro, sobre todo en las inmediaciones de la calle de Brasil.
“Tiene mucha información que dar sobre secuestros, desaparecidos, extorsiones y homicidios”, relatan vecinos de la zona.
Probablemente involucrado en al menos media docena de ejecuciones, de acuerdo con las autoridades capitalinas, El Gary terminó de sellar su destino el pasado 17 de octubre, día en que “se rentó” para asesinar a la lideresa de ambulantes Diana Sánchez Barrios, a plena luz del día, y en una de las esquinas más concurridas del Centro Histórico: 5 de Mayo y Motolinía.
Ahí abrió fuego contra dos hombres que acompañaban a Sánchez Barrios. Luego, con el arma en la mano, fue en pos de la lideresa. Le disparó en cuatro ocasiones: dos en cara, una en la mano, otra en el pulmón.
Después de rastrear durante varios días las cámaras del C2 y el C5, las autoridades lograron situar el trayecto que siguió la motocicleta utilizada para llevar a cabo el ataque, y que aquella tarde condujo otro joven reclutado por el grupo criminal: Iván “N”.
Según la información dada a conocer por el titular de la Secretaría de Seguridad, Pablo Vázquez Camacho, la moto se dirigió entre la multitud y los innumerables puestos ambulantes hasta la calle de Apartado. El Gary descendió en algún punto. El conductor se puso una sudadera amarilla con capucha.
La motocicleta fue abandonada más tarde en la Unidad Kennedy, en donde Iván “N” tiró también la ropa empleada durante el ataque. Las cámaras lo siguieron a él, y una joven que facilitó su huida, hasta el fraccionamiento Real Toscana, ubicado en Ojo de Agua, en Tecámac, Estado de México.
De acuerdo con el relato de Vázquez Camacho, Iván permaneció escondido durante varios días en ese sitio. Los agentes que llevaban la investigación esperaron, hasta que El Gary llegó a reunirse con su cómplice.
Desde hace años, la Unión Tepito se apodera de las calles del Centro dedicadas al comercio ambulante. Muchas veces, mediante el asesinato de los líderes (más de una docena han perdido la vida).
Nada ha podido detener el avance de esta organización. No cesan el despojo de predios, el cobro de cuotas, los secuestros, las golpizas que sufren quienes se niegan a pagar las extorsiones determinadas por el grupo criminal.
Con la Unión Tepito llegan narcomenudistas y goteros colombianos. Algunos líderes de ambulantes ya operan abiertamente de la mano de estos grupos.
Sánchez Barrios encabeza a más de 5 mil familias de vendedores. No hay duda de que el atentado en contra de la lideresa está vinculado con el cobro de cuotas. Cayeron los sicarios, pero la enfermedad que cunde por todo el centro no termina. Por el contrario: devora cada día más calles.