El drama del vuelo 3041 de Volaris dejó entrever un drama mayor. El pasado domingo, un hombre identificado como Mario “N” intentó desviar hacia San Diego el vuelo que él, su esposa y dos menores de cinco y nueve años de edad, acababan de abordar con destino a Tijuana.

Habían pasado solo 30 minutos desde el despegue cuando el pasajero se levantó y le colocó a una azafata un lapicero en el cuello. Intentó abrirse paso hacia la cabina de pilotos, cuando varios pasajeros lograron someterlo.

La mujer de Mario relató en entrevista con Azucena Uresti que su esposo había sufrido un ataque de pánico. El 5 de diciembre ella fue secuestrada en Pénjamo. Su marido, dedicado a la venta de fresas en Estados Unidos, regresó al país y pagó los 150 mil pesos que le exigieron de rescate.

Cuando ella fue liberada, decidieron irse de México. Tomaron el vuelo desde Silao, en el Aeropuerto Internacional del Bajío. Se hallaban a bordo del avión cuando Mario recibió una llamada. Según la mujer, le dijeron que al llegar a Tijuana iban a matarlo.

“Se alteró, no halla qué hacer”, dijo.

Jesús Torres, el pasajero que finalmente logró someterlo, relató más tarde que Mario “N” “venía muy asustado”: “Fue un incidente a causa de la situación que estamos viviendo en Guanajuato… Habían secuestrado a su esposa y tenía amenazas. Busca protección, está huyendo de los malos… No quería bajar en Tijuana porque sigue siendo México”, declaró.

El vuelo aterrizó de emergencia en Guadalajara. El pasajero fue puesto a disposición de la Guardia Nacional, pero durante el traslado continuó resistiéndose y provocó que el vehículo que se lo llevaba chocara en el aeropuerto de Guadalajara.

El padre de Mario agregó elementos nuevos a la historia: relató que lo que había desatado todo no era propiamente un secuestro: que la esposa de Mario había ido “a entregarse” para evitar que mataran a sus hijos. Concluyó que su hijo no era un delincuente: “Es una víctima”, dijo.

Aunque no figura demasiado en la conversación, Pénjamo es uno de los municipios críticos del estado de Guanajuato. Hace dos años un comando sacó de su domicilio al director de seguridad de la policía municipal, Jesús Medel Rodríguez y se lo llevó en una camioneta que tenía como logo un caballo. Los operativos de búsqueda no tuvieron éxito. Hasta la fecha, Medel Rodríguez no ha sido localizado.

Tres años antes otro comando sacó de la universidad donde estudiaba criminología al subdirector de la policía municipal, Jorge Cisneros Rangel. Su cadáver fue encontrado horas más tarde en la misma camioneta en que se lo llevaron.

Era el anuncio de que la noche había caído sobre Pénjamo. En la misma semana fue asesinado el delegado del Centro Nacional de Inteligencia, Juan José Olvera. En la misma semana fueron asesinados cinco custodios del Cereso de Valle de Santiago en una carretera cercana.

El Cártel Jalisco había avanzado sobre León. Su siguiente objetivo fue Pénjamo. Una tarjeta informativa alertó del arribo de un convoy de once unidades con al menos 40 hombres armados. Mientras tanto, grupos afines al Cártel de Sinaloa tomaron posesión de las zonas serranas del municipio. La violencia, producto de los encontronazos, se disparó a partir de 2018.

Desde hace cinco años, un documento hackeado a la Sedena por el colectivo Guacamaya informó de la llegada al municipio del Cártel Gente Nueva Salazar, ligado al Cártel de Sinaloa.

Para 2023 se había registrado un incremento de 40% en los homicidios. El robo a negocio creció 200%. El narcomenudeo, 43%.

Crecieron las masacres: en julio pasado hombres armados barrieron a los asistentes a un velorio en la colonia Rinconada. Según los testigos, las víctimas estaban sentadas o hincadas, rezando, cuando las acribillaron. El saldo: tres muertos, ocho heridos.

Poco antes habían aparecido los cuerpos de cinco hombres estrangulados entre un cultivo de agave de la comunidad Rancho Nuevo de Potreros.

La colindancia del municipio con Michoacán constituye su mayor desafío: lo convierte en constante lugar de paso de grupos criminales en pugna por el estado.

En enero de 2023 fue asesinado el hermano de la actual alcaldesa de Morena, Yozajamby Molina. El hombre que lo acompañaba “fue levantado sin que se conozca su paradero”.

El 24 de mayo pasado, en un bar de Pénjamo, asesinaron al padre y a la pareja sentimental de la alcaldesa. A este último, una ficha de inteligencia consultada por el columnista lo había relacionado con el Cártel de Sinaloa.

Homicidios, secuestros, robos, extorsiones y narcomenudeo. Como un telón de fondo, todo eso está tras la tragedia que ha puesto al descubierto el drama del vuelo 3041.

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