Cinco cuerpos abandonados en el bulevar Varela de Fresnillo. Cuatro más en el Paseo del Mineral de esa misma ciudad. Una unidad regional de seguridad acribillada en Jerez. Un desmembrado en Cieneguita.
Intercepción, despojo y quema de vehículos. Narcobloqueos en Fresnillo, Calera, Guadalupe, Pánfilo Natera, Luis Moya, Cuauhtémoc, Villa de Cos, Saín Alto, Cañitas, Villanueva, Tracoso, Villa Hidalgo y Loreto.
Balaceras, persecuciones.
Dos calcinados dentro de camiones de carga.
Los cuerpos de otros dos hombres colgados de árboles en Valparaíso.
Imágenes de tractocamiones, pick ups y vehículos particulares ardiendo en carreteras que cruzan 11 municipios de Zacatecas.
Todo esto en tres jornadas de violencia que comenzaron el domingo pasado y pusieron en llamas al estado hasta el amanecer del martes.
“Vamos bien”, declaró el gobernador de la entidad, David Monreal: “Se consolida la estrategia de pacificación”.
“Todo está bajo control”, dijo el general Arturo Medina Mayoral, secretario de Seguridad Pública de Zacatecas.
“Son reacciones normales de la delincuencia”, aseguró el secretario de Gobierno del estado, Rodrigo Reyes Mugüerza.
“No hay más violencia, hay más homicidios”, declaraba en la mañanera del lunes el presidente de la república, mientras ardía Zacatecas.
El domingo 5 de mayo, elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata de Zacatecas, así como del Ejército mexicano, desataron un operativo en San José de la Barranca, en Fresnillo. Investigaban la privación ilegal de la libertad de tres personas.
Según la versión oficial, mientras realizaban un recorrido por la comunidad fueron agredidos y repelieron el ataque. Uno de los agresores murió. Se dijo más tarde que se trataba de El Gordo, jefe de plaza del Cártel de Sinaloa que coordinaba actividades de secuestro, asesinato y extorsión.
El abatimiento del supuesto líder desató al menos otros dos enfrentamientos en los que fueron aprehendidos 13 integrantes de ese cártel. Así comenzaron las “reacciones normales” de las que habló Reyes Mugüerza y que además de los narcobloqueos incluyeron la destrucción de varias islas de cobro en carreteras.
Las autoridades lograron, en total, la detención de 26 personas.
Los detenidos eran oriundos de Durango, Sinaloa, Chihuahua, San Luis Potosí, el Edomex, la Ciudad de México y el propio estado de Zacatecas.
En Fresnillo, el lugar donde todo comenzó, los asesinatos se han disparado 500% en los últimos cuatro años. Apenas en noviembre pasado perdió la vida en un ataque directo realizado en pleno Paseo del Mineral el director de la policía municipal, Antonio Soledad Pérez.
En ese municipio se ha cebado la pugna entre las células conocidas como los Flechas MZ, bajo los órdenes de Ismael El Mayo Zambada, las cuales descendieron desde Coahuila y Durango, y la Operativa Mencho, un grupo de élite del Cártel Jalisco Nueva Generación, que dirigía Nemesio Oseguera Cervantes, y que avanzó desde Valparaíso hacia la región centro.
El choque entre estos grupos ha tenido consecuencias devastadoras: más de 3,600 homicidios en los últimos cuatro años (de los cuales, 3 de cada 10 ocurrieron en Fresnillo).
Solo en 2023, de acuerdo con cifras oficiales, la tasa de homicidios en Zacatecas fue de 41.55 por cada 100 mil habitantes: la tasa nacional es de 19.26 por cada 100 mil.
Durante el primer trimestre de 2024, Fresnillo y Zacatecas, la capital del estado, se han ubicado en los primeros lugares en la lista de ciudades mexicanas con mayor percepción de inseguridad: 95.4% en Fresnillo; 89.3% en Zacatecas.
El abatimiento de un jefe criminal sacó a la luz el verdadero estado de las cosas en una entidad donde “vamos bien”, “todo está bajo control”, y hay “reacciones normales de la delincuencia”. El verdadero estado de las cosas en un país en donde “no hay más violencia, hay más homicidios”: tres días de llamas y de vértigo: el mensaje con el que la delincuencia organizada informa de su nivel real de dominio, de captura, de penetración.