Es muy cierto que la grandeza no desaparece, pero lo que sí es una realidad es que, en estos últimos torneos, los jugadores, cuerpo técnico y directivos del Guadalajara han arrastrado el prestigio de esta institución con base en malos resultados y espectáculos muy penosos.

Cuando apostaron por llevar a Tomás Boy al banquillo de las Chivas , se entendía que —en ese momento— era para intentar salvar algo de la campaña, después de dar un campeonato muy malo, pero de eso a dejarlo para este torneo, es donde ya no lo entendimos.

El estratega sólo cuenta con una colección de fracasos. Ha dirigido a 10 equipos en 31 años de historia como entrenador y ha llegado a una sola final, la cual perdió contra los Pumas, y es lo más cercano que ha estado de un título, así que —por méritos— no fue por lo que lo llevaron.

Es momento de que este hombre comience a ser autocrítico y reconozca cuando los rivales son mejores que su equipo. Después, a partir de ahí, hacer un análisis profundo de lo que se tiene que trabajar para iniciar con la mejoría, porque escudarse en los errores arbitrales parecería el pretexto ideal para seguir engañándose de que su capacidad no da para cambiar el destino en esta campaña.

Son muchos años los que ha dirigido y su prepotencia parece ir en aumento. Sólo hay que recordar que lo único que se habla de este entrenador son sus bailes ridículos en la zona técnica y no de su trabajo, porque ese —queda claro— ha sido muy pobre, en resultados y en funcionamiento.

@Gusocalderon

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